Los Chavoy son una de las sagas gastrómicas con más solera de La Rioja. Líderes durante muchos años de la gastronomía festiva popular, regentaban varios mesones de esos que se ponen en las ferias (Las barracas que se dice por aqui). Los hermanos Angel y Pepe Chavoy por un lado, y su hermano Enrique por otro, lideraban este sector en toda la zona norte, y en parte del sur de España.
Ya retirados los primeros, la tradicion familiar se mantiene viva a través de los sucesores de Enrique, que pasaron de regentar el Mesón Las Camelias a montar posteriormente una cadena de restaurantes-cafetería llamada Entrepuentes, que actualmente son un referente en Logroño de comida familiar y de grupos a buen precio, calidad y con una amplia oferta que abarca desde las tipicas raciones de calamares o pincho moruno hasta un más que aceptable menú del día, sin perder de vista bocadillos y hamburguesas.
Ya retirados los primeros, la tradicion familiar se mantiene viva a través de los sucesores de Enrique, que pasaron de regentar el Mesón Las Camelias a montar posteriormente una cadena de restaurantes-cafetería llamada Entrepuentes, que actualmente son un referente en Logroño de comida familiar y de grupos a buen precio, calidad y con una amplia oferta que abarca desde las tipicas raciones de calamares o pincho moruno hasta un más que aceptable menú del día, sin perder de vista bocadillos y hamburguesas.
Entiendo que como medio para subir un estadio más de categoría en el mundo de la restauración, en el escalafón si nos ponemos taurinos, la familia se lanzó hace casi un año y medio a montar el Restaurante Dharma.
Es un restaurante con una buena ubicación, junto a la fuente de Murrieta, y a juzgar por la afluencia de publico a su salón, con una buena aceptación social. Visité el Dharma la misma semana de su inaguración. Otros compañeros de la red, describen el restaurante como "un lugar con un ambiente entre vanguardista e intimista, de decoración inspirada para crear un ambiente cálido, sereno y acogedor" (Nariz de Oro) , o dicen que "Desde la entrada se percibe un ambiente lo podríamos definir entre vanguardista e intimista" (Epicureos). Yo discrepo un poco de esa percepción. A mi el restaurante me pareció algo denso en lo que respecta a su decoración, que quiere ser minimalista, pero que a mi me resulta un tanto recargada, el color lacado, la luz....no sé, me parece tan rebuscado como el nombre. El nombre que entiendo hace referencia al budismo y no a la inicativa Dharma de la serie Perdidos (Lost), y que por eso las mesas están rodeadas de estructuras semicirculares que yo en mi ignorancia inicial identifique con barricas de vino en las que uno podía sentirse conectado con las raices de esta patria..
En aquella ocasion comimos a la carta, y comimos bien. Aunque sin lujos. Pese a la presentación o el toque sofisticado que pretendían los platos, sólo envolvían una base que se adivinaba mas bien casera. No salimos con la impresión de que hubiera resultado caro, pero no es lo que se dice por ahi de su carta.
Su menu es otra historia.
Han encontrado la poción magica al fin: dar un buen menu por 20 euros. Por que, como ya he comentado en otras ocasiones, pagar en un sitio normal lo mismo, o casi, que un superclase, no tenía ni pies ni cabeza. Y no lo digo solo por el Dharma...que se apliquen el cuento muchos de los restaurantes de esta recién coronada CAPITAL ESPAÑOLA DE LA GASTRONOMÍA.
Han encontrado la poción magica al fin: dar un buen menu por 20 euros. Por que, como ya he comentado en otras ocasiones, pagar en un sitio normal lo mismo, o casi, que un superclase, no tenía ni pies ni cabeza. Y no lo digo solo por el Dharma...que se apliquen el cuento muchos de los restaurantes de esta recién coronada CAPITAL ESPAÑOLA DE LA GASTRONOMÍA.
Pero volviendo al menú, parece que es un exito. Digo parece, porque en estos meses necesito comer fuera por otras bocas. Y la semana pasada, cuatro de esas bocas fueron a probar el menú, y vinieron encantadas. A ellas les gustó el precio, 21 € con café y crianza y también el sitio. Por original. (Bueno, me quedo sola en mi critica estetica, muy sola)
Cuatro primeros, segundos y postres a elegir. Bocadito de morcilla como bienvenida y todo.
Todo buenísimo: Las alcachofas, el risotto de verduras, la ensalada de queso de cabra, y se supone que también las pochas con foie, pero ellas no las probaron.
Lo mismo el bacalao, la lubina y el secreto ibérico, acompañado este último por unos destacables pimientos secos de acompañamiento.los sorbetes, piñas y otros postres tambien gustaron. En resumen: todo muy bien. Y no lo dicen solo estas cuatro.
Y al estilo de Lo que coma Don Manuel, yo ahora debería rubricar el texto con algo como:
Lo mismo el bacalao, la lubina y el secreto ibérico, acompañado este último por unos destacables pimientos secos de acompañamiento.los sorbetes, piñas y otros postres tambien gustaron. En resumen: todo muy bien. Y no lo dicen solo estas cuatro.
Y al estilo de Lo que coma Don Manuel, yo ahora debería rubricar el texto con algo como:
Comentó, casi al 90%, de oido Vida Gurmet....(Padeciendo feminidad)
Me ha gustado mucho tu comentario sobre este restaurante. Creo que es muy interesante lo que cuentas de la familia Chavoy, algo que desconocía. Espero que todo vaya bien y que pronto puedas volver a escribir sobre nuevas experiencias propias.
ResponderEliminarGracias Guillermo. Es interesante conocer los, entre comillas, "bajos fondos" de la gastronomía regional. En particular Pepe y Angel tienen anecdotas geniales de las ferias en las que han participado. Creo recordar que hasta le sirvieron un fino a la Duquesa de Alba en Sevilla o Jerez...ESto de los feriantes es un mundillo también. besos
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