Como comentaba en la entrada de "La tienda de Susano", la ciudad de Murcia ha sido para nosotros un agradable descubrimiento. Nuestro imaginario no ideaba una ciudad tan señorial en lo urbanístico ni en lo arquitectónico. Un centro castellano, y un ensanche centroeuropeo, amplias avenidas y línea de tranvía incluida. Lo que creíamos Almería, ya se sabe, eso de "sitió tipo Madrid y pa bajo" nos dejo realmente descolocados.
Bajamos a cenar a la Plaza de las Flores, bien recomendados en lo gastronómico, pero no en lo mundano, porque el señorío de la ciudad se extiende también a los murcianos. O ese día se habían puesto todos de acuerdo, o si sus indumentarias eran las habituales, es para quitarse el sombrero. ¡Que elegantes oye! Clásicos y muy elegantes.
Así que vestidos inadecuados nos colamos en el primer local que encontramos. Según nuestro guía cualquiera de ellos es recomendado, y para no quitarnos de encima la sensación de sorprendidos y observados, esta vez también acertamos.
El secreto de la plaza es un local pequeño, complementado con terraza, de estilo moderno.
Líneas limpias, minimalismo en la decoración, simetría en barra, carta ad hoc a su estética, y un refrigerador frontal en el que en el momento de nuestra visita se amontonan exuberantes un sin número de tomates de la huerta murciana.
Nos pedimos varios pinchos. Por supuesto una marinera.
También elegimos el secreto que le da nombre al local. Menos glamouroso que en la foto de la carta, pero rebosante de grasita y sabor.
Un ravioli de gamba que bien podría ser el hermano mayor del que en Logroño sirven Las Cubanas, pero menos fino y con más marisco en el relleno.
Y esta vez aquí unas copitas de Jumilla.
Pagina Web: www.elsecretodelaplaza.com
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