Nombres como “Sant Just Desvern”,
pronunciado con marcado acento catalán, remiten a mi imaginación, casi
inmediatamente, a aquella Barcelona y su sociedad pre-olímpica que Eduardo
Mendoza retrataba con ironía en Sin Noticias de Gurb.
No tengo muy claro porqué. Probablemente por
la suma de la extravagante sonoridad del nombre “Sant Just
Desvern” pronunciado muy en catalán, repito, y la evocación del hijo de uno de
sus más ilustres vecinos, Ricardo Bofill, que bien hubiera podido formar parte
de la cartera de personajes (el hijo, digo) a los que recurría aquel singular
extraterrestre en su búsqueda de su congénere Gurb.
Sin dejar de lado las
extravagancias, este municipio alberga uno de los restaurantes más singulares
del país o de los “Països”, entiéndalo cada cual como proceda, por su
ubicación.
Anillado alrededor de la antigua
chimenea de la fábrica cementera Sanson, que alcanza nada más y nada menos que
los 105 metros de altura, así en vertical. Bueno, esto no es nada si uno vive
en Dubai o en el mismo Qatar, pero es en realidad una altura de vértigo.
De hecho esta fue la chimenea más alta de Europa durante años.
Y ahi es donde se ubica el Restaurante Mirador de Sant Just.
De hecho esta fue la chimenea más alta de Europa durante años.
Y ahi es donde se ubica el Restaurante Mirador de Sant Just.
A media chimenea claro, auque la chimenea es también un mirador a cuya cima se accede en un ascensor completamente acristalado no apto para cardiacos
No sólo es original su posición respecto al suelo, sino que su entorno próximo es también de lo más original: a sus pies se erigen el estudio del mismo Bofill y el Walden 7, ese mítico e indescriptible proyecto urbanístico de concentración de población.
Todo mi pueblo cabría en este edificio en el qeu viven cerca de 1000 personas...algo inconcebible para los del medio rural español.
La verdad es que visto desde aqui el conjunto es realmente bonito. Las ruinas de la fabrica de hormigón rodeadas de vegetación en las que se encuentra el estudio del arquitecto forman un conjunto muy estetico.
En lo gastronómico, podemos limitarnos a comentar el menú mediodía, que es lo que comimos. Aunque intuimos que el punto fuerte del local son las noches, porque desde aqui la panoramica de la ciudad dibujada por las luces debe ser extraordinaria.
Esto es lo que se come...
La oferta es de cinco primeros, otros tantos segundos y postres. Todo bien presentado, bien cocinado y bien servido. Desde luego, en calidad precio es para recomendar.
Y esto es lo que se ve.....
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