El cultivo del olivo es una práctica tradicional, originaria del tiempo de los romanos, que en el siglo pasado entró en decadencia en estas tierras, arrinconado por la rentabilidad de la vid y el vino.
Sin embargo, el incremento del prestigio de los aceites de oliva, ha permitido que en los últimos años el cultivo del olivo con fines comerciales haya experimentado en La Rioja un importante auge. Son muchas las bodegas de Rioja que han entrado también en este mercado, impulsando las producciones, promocionándolo y de este modo también compensando su contribución al declive de este cultivo en etapas anteriores.
Este fenómeno ha dado lugar a una producción anual de alrededor de medio millón de litros, comercializados bajo unas 50 etiquetas diferentes de aceite, amparadas por la Denominación de Origen Protegida “Aceite de La Rioja”, y que en su mayoría corresponden a la categoría de Virgen Extra.
Con respecto a las variedades de oliva con las que nos podemos encontrar, coexisten en el terreno antiguas plantaciones de variedades autóctonas como la “Redondilla o redondal”, “Macho o machona”, “Negral” y “Royal o royuelo”, cultivos centenarios de Empeltre en el entorno de los valles del Alhama-Linares y otras variedades como la Hojiblanca, la Arroniz, la Cornicabra o la Picual, aunque la variedad que más se ha plantado últimamente, supongo que por su productividad, es la Arbequina.
Los aceites riojanos se clasifican en general como afrutados y ligeramente amargos. Esta última característica, a pesar de lo que nos pueda evocar es un atributo positivo del aceite, que se relaciona con la maduración de las aceitunas recogidas (más verdes, más amargo) y con su variedad.
El aceite de oliva está de moda y esto ha hecho que las ofertas para realizar catas de aceites se hayan multiplicado en la región.
Y aunque las catas de aceite, al igual que las del vino, tienen su propio protocolo de actuación desde Bocados de Buena Vida vamos a realizar una serie de catas personales de estos aceites, con las que os vamos a contar que nos parece cada uno. Otra nueva información subjetiva, claro. Porque ya se sabe que para a gustos, colores.
La metodología de cata diferirá claramente de la oficial en cuanto a que lo que haremos será una untada del aceite, con pan, y aprovechando que se acerca la temporada de ensaladas y especialmente de comer tomates, una degustación de éstos regados con el correspondiente aceite a valorar. El pan y el tomate influyen inevitablemente en el resultado por lo que trataremos de afinar al máximo estos detalles.
Como veis nada más alejado de un panel oficial de cata. Pero a nosotros nos gusta combinar con otro alimento el producto…
Para el que quiera conocer los detalles reglamentarios de una cata y las características de los distintos aceites en función de su clasificación os recomiendo la página Web de la Denominación de Aceite de La Rioja: www.aceitedelarioja.com. Además encontrareis una variada oferta de actividades alrededor de éste mundillo del aceite de oliva: catas, exposiciones, visitas a trujales…
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