lunes, 28 de octubre de 2013

RESTAURANTE HOTEL BELORADO: EL MENÚ DE MIGUEL ANGEL


Llevo un buen rato imaginándome las multiples evocaciones a las que puede dar lugar el titulo de esta entrada. Un epígrafe que puede resultar sugerente e incluso atractivo, y vincularse nada menos que a aquel Miguel Ángel Buonarroti de la Toscana. 

La verdad es que así a bote pronto no hay demasiadas coincidencias entre el artista y nuestro Miguel Angel, el del Hotel, pero quizás les pudiera servir esta frase, "El menú de Miguel Angel", como gancho publicitario del local.

Aunque por lo que puede comprobar hace un par de domingos no es precisamente publicidad lo que necesitan. El comedor estaba repleto y en el rato que nosotros estuvimos se sirvieron más de 50 comidas. 

La verdad es que es dificil encontrar sitio en el Hotel, o así se cuenta en los mentideros. Y especialmente los fines de semana a la hora de cenar, y no siempre porque esté lleno.

¿Saben esa forma de seleccionar el público que tienen por ejemplo los restaurantes de Nueva York? Sí esa que muestran tantas y tantas series americanas y que hace por ejemplo que Carrie Bradshaw, la de Sexo en Nueva York, se las tenga que componer para encontrar al tio famoso de turno para que la dejen pasar a cenar. O para que al menos la pongan en la lista de espera para antes de tres meses.

Pues yo apuesto a que esta idea se la copio a Miguel Angel algún avispado gurú del marketing que cayó por Belorado haciendo el camino de Santiago. Se la llevó a NY, la decoró con glamour y !!a triunfar!!

La verdad es que el Hotel es un sitio singular, y el anecdotario con que cuenta el local da buena fe de ello. 

Aun así, si consigues mesa se suele comer bien. 

Lo de comer bien y a tu libre elección ya es más dificil, porque muchas veces al Hotel se va a comer lo que te quieran poner. Esta es otra de sus particularidades. Por ejemplo nosotros pensabamos comer siendo domingo un menu que tienen por unnos 20 euros, pero nos ofrecieron el menu normal. Por unos 11€ creo recordar.

Y ese es el que tomamos. A ver si después de haber tenido la fortuna de que nos hicieran un hueco ibamos nosotros a poner las normas allí. Y comimos bien. 

Sopa de pescado y trucha para él y entremeses y  lengua en salsa para mi. (Muy buena la lengua por cierto). agua, pan, vino y postre, y todo ello en el reformado comedor que han preparado.




No es un lugar de lujos este, pero puede valer.

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