martes, 6 de noviembre de 2012

DE PINCHOS EN EZCARAY

Que decir de Ezcaray que no se sepa.
 
Es la Vielha (viella) de La Rioja. La Vielha del Pirineo quiero decir. Con su estación de esquí, sus casas de pueblo de montaña, sus visitantes de marca, su reluciente Estrella Michelín, sus calidas mantas y bufandas de mohair (De las que todo el mundo debería tener un ejemplar).. su saturación de viviendas de fin de semana.....

Ezcaray es un buen destino en cualquier época del año, aunque especialmente en un otoño lluvioso como este. Y además tiene también una oferta gastronómica incomparable, para todo gusto y bolsillo.
 
Así que el sabado nos pasamos a tomar unos pinchitos por allí. En realidad no era el mejor momento para ir, pudiendo haber elegido cualquier otro rato, porque el pueblo estaba desbordado de gente. Impresionante. Nos comentaba un oriundo del lugar, amigo y compañero de fatigas estudiantiles, que la crisis le estaba viniendo bien al turismo de Ezcaray. Menos mal que algo les va bien a los de la sierra, además de la escuela de pelota a mano, claro.

Pese a lo que me gusta ir a Ezcaray, confieso que lo mejor de la escapada es siempre volver a casa pasando por Fresneda de La Sierra. El alto de Pradilla (No de La Pradilla como se empeñan en llamarlo algunos descuidados periodistas) marca una frontera de silencio que tiene para mi un maravilloso efecto de sosiego. Porque en el valle del Oja tengo la sensación de que el mundo está demasiado lleno. De casas.
 
En Ezcaray hay mucho donde elegir para pinchear, pero nosotros empezamos por un clasico de la Plaza de la Verdura: El Masip. En realidad, este articulo debería titularse: De pinchos en Ezcaray o varias rondas en el Masip.
 
La verdad es que a pesar de la candidad ingente de gente que se agolpaba en la "Primera villa turistica de La Rioja", conseguimos hacernos hueco en una esquinita de la barra del Masip. La mayoría del publico prefería las terrazas en un soleado día de otoño.
 
Para abrir boca nos pedimos una racioncita de patas ali oli. Para abrirla y despues para llevarla cerrada. Porque estas patatas están buenísimas, y tan frescas como aparentan, pero el ajito fresco ya se sabe. Aun así, por dos cincuenta merece la pena probarlas. Y siempre puede uno pensar en que el ajo es un buen antibiotico.
 
 
 
Ya que estabamos allí nos pedimos otra ronda. Esta vez otro de los clásicos del lugar: Alegría riojana rellena de carne picada y también croqueta de jamón. La alegría picaba lo suyo. Era indudablemente casera (es que en esto de los pimientos rellenos ya se sabe), pero pecaba quizás de mucha carne y poca besamel. La croqueta estaba muy buena. Con la besamel finita y sabor intenso a jamón.
 
 
De aqui y previa recomendación, nos fuimos al Bar Ubaga, en el que al llegar encontramos basicamente público local. La verdad es que aquí hacen una gran variedad de pinchos bastante elaborados. Pero su presentación en la barra, a pesar de que se encuentran rotulados con sus correspondientes nombres, me dio una sensación imprtante de desorden y amontonamiento.

 
Tomamos un pincho de queso verde Tondeluna, con foie y manzana caramelizada y una anchoa en salazón rellena de salmón, queso y tomate. La verdad es que los pinchos ganaban mucho una vez servidos, porque estaban mucho más frescos de lo que aparentaban.

Pinchito fresco de salazón
 
Después nos pasamos por El Refugio, también por recomendación. Estaba lleno de gente consumiendo pinchos afuera y algo menos por dentro. Por dentro no me gustó nada. Me dio sensación de agobio porque junto a la barra hay un pequeño comedor. Vimos que sacaban frituras a la andaluza y que se ofertaban algunos mariscos como pinchos y raciones. Pero nos habían dicho que las croquetas estaban bien, y no arriesgamos. Personalmente no me gustaron las croquetas. Igual nos hicimos un lio con la recomendación.

 
Un tanto frustrados con esta ronda redirigimos nuestros pasos hacia lugar seguro: Al Masip.
Y esta vez fuimos algo menos conservadores y nos decidimos a probar dos de los tres pinchos de temporada que ofertaban. A saber:
 
Pastel de puerros y quesos. Buenísimo a pesar del inicial reparo por las "quiches" de mi compañero.


 
Tarteleta de boletus. Muy fina. Con sabor a boletus natural, y un par de trocitos de la seta en cuestión. En otros lugares igual lo hubieran llamdo "croqueta en tarteleta". Me gustaría saber cuantos de estos vendieron esa mañana, porque era un no parar de sacar bandejas. Costaban dos euritos y para matar el gusanillo del boletus estaban bastante bien.

 
Nos abstuvimos de tomar la tercera oferta del día: ración de boletus. Estaba a 13 euros. Nosotros es que estamos algo saturados de setas frescas esta temporada y especialmente las dos últimas semanas. Es lo que tiene tener un padre setero.

Siempre se pasa bien en Ezcaray.

lunes, 5 de noviembre de 2012

CATA DE BODEGAS SONSIERRA EN LO MEJOR DEL VINO DE RIOJA

Por segunda vez la fortuna nos ha acompañado en los sorteos del Club de catas de www.lomejordelvinoderioja.com . Esta vez para degustar los vinos de Bodegas Sonsierra de la mano de su enólogo Rafael Usoz. Un buen comunicador, de aspecto y movimientos sosegados, y con un halo de timidez que sin embargo deja entrever un hombre seguro de si mismo. Una naturaleza que entiendo muy adecuada para trabajar en una bodega como ésta, que es en realidad una Cooperativa de San Vicente de la Sonsierra, que hace casi un cuarto de siglo se embarcó en la aventura de la elaboración y venta de vinos.
 
Él comienza su charla remarcando que en Bodegas Sonsierra aunan lo mejor de las cooperativas, que es sin duda la uva de sus socios, con un sistema de gestión que permite mantener la linea de trabajo seguida a lo largo de estos años, aunque la Junta cambie de forma cuatrienal. 
 
Esto último, que puede parecer sencillo de conseguir en un entorno alejado de la política, es la punta de lanza del exito de esta bodega. Lograr que un grupo de 160 agricultores acepte éste sistema, en el que los años en los que el vino esté caro va a ganar dinero, pero en los años en los que la uva esté cara puede que lo pierda pudiendolo ganar, es una proeza digna de alabar.
 
La charla continúa con una sentida alabanza a las particularidades climatologicas y a las caracteristicas del suelo de ésta parte de la Rioja en la que se encuentra San Vicente: La Sonsierra. Dos variables que hacen muy especial  su "tempranillo", una variedad de uva que es muy versatil (vale tanto para vino joven como para la crianza) y un tanto voluble (Tempranillo hay en todos los lados, pero es diferente en cada lugar).
 
En este punto, el enólogo abogó por la necesidad de promocionar mejor ésta variedad de uva, como abanderada de nuetro país, y del mismo modo que otros paises apuestan por una variedad "autóctona" promocionandola hasta la saciedad.
 
La calidad de los vinos de esta bodega está condionada, además de por la homogeneidad y el equilibrio que le aportan las uvas con las que trabaja, (procedentes siempre de las mismas viñas) por la disposición de las mismas: Ubicadas en terrenos a diferentes cotas y con diferentes grados de pluviometría. Y por sus viñas viejas. Cepas que traen uva para vinos especiales, con uvas que aportan más grado, más acidez, más concentración de color y multiples aromas.
 
Dicho esto, o algo semejante, la cata se inició con un vino de 2012. Un detalle de cata singular, porque el de esta añada es un vino aun sin hacer. No hace dos meses que se ha terminado de vendimiar y el vino se presenta si hacer la fermentación maloláctica. Es un vino acido, que tatúa la boca, las manos y la ropa de forma casi persistente. Pero que por lo visto, muestra unas características que al enólogo le hacen pensar que será una gran base de vino para la crianza.
 
La cosa es que yo no pude tragármelo, pero no era beberlo el objetivo.
 
La cata prosiguió con su crianza Sonsierra de 2009, y el crianza Sonsierra "Vendimia Seleccionada". El primero de ellos, del que se elaboran aproximadamente medio millon de botellas, es un vino de capa media, criado en barricas de roble americano,  equilibrado, goloso en boca, que la llena pero que no es excesivamente persistente.
El segundo, del que solo hacen 60.000 botellas, es de una capa más alta, un vino más azul, menos evolucionado que el anterior, más estructurado y que tienen un olor más potente, más a compota o a fruta madura.
 
A mi me gustó más el primero. En cuya presentación, el enólogo dejó caer que elaborar un vino de una producción larga como éste, es más complicado que elaborar otro cualquiera de una serie limitada, con uva seleccionada....a pesar de todo, y esto lo digo yo, el publico siempre valora mas lo exclusivo...a pesar de no ser representativo realmente del buen hacer de uno. (Que sería del marketing y otros ings sin esta debilidad nuestra)
 
Probamos también el Sonsierra Reserva 2008, comparandolo esta vez con uno de los vinos por los que más se reconoce ésta bodega entre el publico general: Perfume de Sonsierra 2007. El primero es un vino con una elaboración tipica de Rioja, con un 20% de uva de vñas viejas, con un año de roble americano y un par de años o tres en botella. De intensidad media alta, con un punto de acidez inicial, un vino que se va abriendo y haciendo más redndo con la cata, y de largura media.  Nada que ver con el Perfume. Un vino de viñas viejas, seleccionadas, en el que se busca fundamentalmente nariz, y se cria para ello en madera francesa, pero sobre todo un vino inspirado por el diseñador David Delfín: Duro, transgresor, provocador....Se vende mucho allende nuestras fronteras: Suiza, China, Alemania, Inglaterra...
 
 
 
A mi me gustaron aunque los dos son vinos potentes, quizás demasiado para mi. A mi compañero de fatigas le encantaron los dos, bueno en realidad le encantaron todos, porque "son lo que es un Rioja", cito textualmente.
 
El quinto de la tarde fue Pagos de Sonsierra, el ojito derecho del enólogo y de mi compañero y de gran parte del publico a juzgar por los comentarios. Yo no tenía el día de catar la verdad, y encontraba con dificultad los olores, aunque es este un vino intenso, potente en boca, quizas poco evolucionado por lo que es conveniente aprovisionarse de unas botellitas para abrirlo el año que viene que seguro que está redondo. Fruta madura, cacao....es bueno seguro, porque es además el Reserva del Consejo Regulador de la DOC de este año, y estos algo saben. Aunque nuestros gustos no coincidan. Es que yo, lo confieso soy de vinos algo mas desequilibrados. Y con la balanza inclinada hacia la madera, bueno, !pero inclinada en un angulo pequeño eh!
 
Finalmente, y para acabar esta cata de autentico lujo, se descorcharon algunas botellas de Sonsierra 50 aniversario. Un vino del que hay 1000 unidades, que no está en la calle, y con el que los socios han celebrado los 50 años de vida de esta cooperativa. Un vino de 2006. Potente, fuerte al principio, algo alcoholico, quizás con un punto mentolado, de eucalipto, con chocolates, cafés..muy muy complejo. Y presentado en una botella tan bonita como la del perfume.
 
Todo el conjunto muy cuidado: La presentación de los vinos, los vinos en sí, el etiquetado, el folleto de presentación...
 
Las dos orejas y el rabo para esta bodega, para sus socios, para el enólogo y para quien les asesora en materia de comercialización y venta.