martes, 28 de mayo de 2013

CAFE BAR PUERTA REAL (G3-BURGOS)

La vigente Capital Española de la Gastronomía, Burgos, es un destino de sobra conocido por nosotros, al que últimamente acudimos con menor frecuencia de lo acostrumbrado.

Y ciertamente, esta ciudad merece de vez en cuando una visita. Darse un paseito por el centro, visitar si no se ha hecho ya, el acertadisimo Museo de la Evolución Humana, y sentarse a comer. Si se puede cordero. Y si gusta, morcilla. Bien, y si no es en julio, sopa castellana para entrar en calor.

En cuestión de picoteo nunca he tenido la ciudad como referente, y eso que reconozco que El Morito, La Mejillonera o Los Herreros, son unos bares con solera que están bastante bien.

Otros bares más de moda últimamente, a mi personalmente y como visitante, no me aportan nada especial. Quizás algunos interiores bien decorados sí, pero no he encontrado mas que pinchos globalizados que se dice ahora, o vulgarizados que diría yo.

Estuvimos en el Jardín del Gaona, un "great hit" local con su decoración impecable, su luz, su limpieza, y con un ritmo frenético de atención y venta de pinchos. Los que probamos estaban bien, pero no pasaban del bien.

También en el sonoro Rimbombín, con una larga barra repleta de pinchos, de esos globales, que a mi no me dijeron comemé. Aunque he de decir que en la terraza vi servir algunos atractivos platos.

Esta despersonalización de los bares no me resulta atractiva, porque a mi (Que egocentrismo con el mi) lo que me gusta es ir a un sitio a comer algo que me resulte diferente. Cecina en León, Tortetas en Huesca, y en este caso en particular, morcillade Burgos  y al menos un tigre, con su chorrito de Jerez. 

No comi morcilla, pero si un tigre, con su chorrito de Jerez. Y diré que fue casi con seguridad, el  mejor tigre que he probado nunca. En el Cafe bar Puerta Real. Ojo, no en el Puerta Real del centro de la ciudad, si no en el del "G3".

Vean ustedes que interior, todo mejillón desmigadito. Con una salsa bechamel, suave y fina, de esas que los grandes criticos ensalzarían de encontrar en cualquier croqueta de restaurante con estrella. Y a precio de vermú de barrio.



Me atrevo a opinar que en materia de tigre, los otros de Burgos lo tienen dificil.