viernes, 30 de septiembre de 2011

TUBER UNCINATUM EN LOS FOGONES DE ESTHER

El pasado fin de semana, "El Pais Semanal" incluia en sus páginas un reportaje donde se hacía eco de experiencias gastronómicas de las que disfrutar en lugares y de formas no habituales. El reportaje, de Xavi Sancho, se titulaba "En mi casa o en la suya", y pretendía acercar al gran público a unos chefs un tanto especiales de los que no se hacen eco las famosas guías. La particularidad de estos cocineros es que te reciben y cocinan para ti en su propia casa, o bien se desplazan a la tuya.
Hace bien poco nosotros tuvimos la oportunidad de invadir la casa de Esther, y más concretamente su cocina. La experiencia gastronómica de la que nosotros pudimos disfrutar forma parte del paquete de actividades que dan forma a las salidas guiadas truferas que ella y su marido Angel ofrecen a través de su empresa Viveros Veplam.
La actividad comienza en el Cañón del Leza, en Soto en Cameros, donde además de disfrutar del impresionanate paisaje, y de la interpretación del mismo, se explican las caracteristicas que debe cumplir un terreno para ser apto para el desarrollo de las trufas.
A continuación se visita el vivero, donde se explica detalladamente el proceso de micorrización de las plantas, la estabilización del sustrato de cultivo y otros pormenores relacionados con el tema, para pasar a continuación a realizar una busqueda de trufa in vivo, con perro.
Como colofón a la visita se realiza una degustación de la trufa recogida.
Nosotros, que somos unos privilegiados, tuvimos la oportunidad de catar una sabrosa tuber uncinatum regada con aceite, paté casero trufado y unos sabrosos huevos trufados de los fogones de Esther. Nos dicen que esta variedad de trufa está bastante cotizada ultimamente, y que le hace probada sombra a la trufa de verano (Tuber Aestivum), sin llegar por supuesto a la excelencia de la trufa negra (Tuber Melanosporum), acompañado todo de un Rioja, claro.


Huevos y pate trufados
La experiencia es muy interesante y recomendable para quien quiera pasar un día diferente en el campo. Además salimos muy concienciados de los beneficios ambientales que aporta este hongo, que en su versión natural no cultivada, está desapareciendo como consecuencia de los estragos causados por algunos desaprensivos furtivos, que cavan los arboles truferos destrozandolos para siempre.

sábado, 17 de septiembre de 2011

DE PINCHOS POR SAN SEBASTIÁN

Hemos estado de pinchos en San Sebastián, desoyendo a muchos que en nuestro entorno nos lo han desaconsejado e incluso nos han llegado a "tomar por tontos", sugiriendonos cambiar esta opción por la de comer sentados a una mesa, que eso si les parecía adecuado por calidad y por precio. Y alentados sin embargo, por algunos adoradores de los pinchos donostiarras, que enfervorizados nos hablaban de sus virtudes generales pero no se atrevían a recomendarnos ninguno en concreto, pusimos rumbo a la parte vieja previo paso por una oficina de turismo habilitada a las puertas del Ayuntamiento. Alli nos dieron una "guia gastronomica", plano incluido con una serie de recomendaciones para tomar pinchos y también para comer sentados.
El primero en la lista de la guía es un bar que está tan de moda que hasta sale en algún programa "callejero" de la tele nacional: A Fuego Negro. El resumen rápido de esta visita fue que llegué allí y "ENTRÉ, VÍ y SALÍ" al más puro estilo romano y tras haber visto en la carta de precios situada sobre la barra, a pesar de lo oscuro del lugar, cuánto cobraban por un tinto Rioja "Cantos de Valpiedra".
Un poco más adelante encontramos dos, que también venían en la guía, y nos decidimos a entrar.
En primer lugra entramos al "Txuleta" que estaba marcado más como restaurante que como bar de pinchos. Nos tomamos una viera gratinada y un solomillo al vino, tinto y caña. La viera sin más, el solomillo bueno. El local, como barra de pinchos, regular. No es el típico local con la barra a rebosar de opciones y resulta algo frio.
Y así con ganas de mejorar lo presente nos dirigimos a "Casa Gandarias". Este sí es más acogedor, con una barra repleta de pichos frios muy variados y opciones de pincho caliente. El local repleto y a pesar de todo los camareros muy activos y con buena cara. Tomamos varios, entre ellos un crep de bacalao que en presentación puntuaba alto. Estaba bueno, pero tampoco era para tirar cohetes teniendo en cuenta los precios, claro. Otro de los pinchos con más demanda en barra era un pincho de champiñones, para mi decepcionantes al gusto, a pesar de que robaban la vista nada más verlos. Desde luego que en esto de los gustos todo es relativo, y mi referencia en pinchos de champiñón es el champi del Soriano, en la calle Laurel de Logroño.
Fuimos a otro bar en la calle Puerto, de cuyo nombre no consigo acordarme, de los de barra repleta también, y allí tomamos unos pinchitos clásicos de pulpo y atun encebollado.
Un poco decepcionados por la expectativa hecha sobre los famosos pinchos de San Sebastián, deambulamos un poco más por las callejuelas sin saber si decidirnos a volver a las recomendaciones de la guía o tal vez arriesgar por un local fuera de guía. Hicimos esto último y acertamos.
Entramos en la "Gastroteka Atari", situada en la esquina en la que confluyen la Calle Mayor y la Calle 31 de Agosto. Con una decoración en estilo moderno, pero en la que se acumulan algunos detalles simbólicos, y en un espacio muy luminoso, tomamos un Pincho de carrillera, uno de Rabo de toro y otro de Basacherri, con sus respectivos acompañamientos en forma de patata cocida, puré de patata con trocitos de jamón o panceta y salsa de piquillos entre otros. La carrillera excepcional, en su punto de guiso y después planchada, y el taco de Basacherri, que amablemente nos explicaron que era un cerdo criado en caserio, buenísmo. Todo acompañado de un chacolí escanciado de Guetaria, recomendacion del camarero. La buena calidad de los platos y el servicio de los camareros salvaron afortunadamente nuestra experiencia gastronómica de la jornada.

jueves, 15 de septiembre de 2011

RESTAURANTE SAN GIL. CERVERA DEL RIO ALHAMA (LA RIOJA)

El San Gil es un restaurante-cueva situado en los bajos del Hotel Rural de Cervera, en Cervera del río Alhama (La Rioja). Esta cueva, a diferencia de La Petra de Arnedillo, se presenta en un sólo espacio que hace las veces de pared del restaurante, fondo y parte de los dos laterales. No es demasiado grande, está decorado de forma minimalista y tiene una iluminación que hace agradable el espacio. Insisto en el tema del tamaño de la cueva porque quizás alguien pueda esperar encontrarse en una profunda gruta y no es el caso.
Nos encontramos con un restaurante con las mesas casi vacías, en un momento en el que pensabamos que no encontraríamos sitio.
De la carta tomamos unos entrantes para compartir y antes unas cervecitas: croquetas, ensalada templada, servida con el contenido de la ensalada muy troceado y totalmente envuelto en una ligera salasa mayonesa, y revuelto de boletus. Este último en teoría, de hongo fresco: no pensamos lo mismo varios de los comensales pero esto es sólo una suposición avalada por nuestra propia experiencia.


Bacalao al pil pil con almejas marinera, sepia a la plancha también con las almejas, calamares con pimientos, muslito de pato con mermelada de naranja creo...un vino joven de Rioja, y de postre un par de sus famosas torrijas para compartir.

La torrija está buena, no puedo decir lo contrario. Sabe un poco como a donuts casero de esos que se pringan en melaza de azucar y agua, pero de momento no me voy a hacer fan en su facebook, tengo dudas sobre la clasificación de torrijas.
Para 5 personas 150€. A mis "parteners" no les parecio barato. A mi me parece qeu está en precio de mercado, del actual mercado uniforme de precios. Un pelin de decepción, pero volveremos para asegurarnos.

lunes, 5 de septiembre de 2011

ELEPHANT & CASTLE DUBLIN

Esta pequeña pero internacional cadena de restaurantes, con origen en un Pub londinense del siglo XVII, que llegó a cumplir 300 años y que también cuenta con una sede en Nueva York, tiene un nombre de leyenda. 
Se dice que el nombre es en realidad una deformación de las palabras "Infanta de Castilla", o dicho a la Irlandesa "Enfanta de Castile". Y es que Carlos I de Inglaterra e Irlanda (es lo que pone en la web del restaurante), se enamoró de una princesa española allá porel año 1625, que le dió calabazas y que para variar nos costó una guerra. Por lo visto, antes de las calabazas y para honrar a la dama, en el sur de Londres se inaguró un Pub con el nombre de "Infanta de Castilla", que como ya he comentado fue increiblemente longevo. 
La historia la cuentan más o menos en la Web del restaurante, aunque no está claro que el origen no sea ese sino más bien el blasón de una familia noble del terreno.
En lo gastronómico el Restaurante no puede estar mejor situado, justo en medio de Temple Bar. Es bastante grande y tiene unas hermosas cristaleras a través de las que ver cenar y pasar, y una larga cola para coger mesa y/o reservar una.
Conseguimos mesa a la segunda y a una hora bastante temprana para lo que acostumbramos aqui a la cena. El restaurante a rebosar y constantemente doblando mesas. En realidad, al entrar la sensación es la de entrar en un local de comida rápida, y el olor es algo acido e intenso, en realidad huele a lo que después comprobamos que es uno de los platos estrella del lugar: alitas de pollo picantes, servidas en una cestita y acompañadas de dos palitos de apio y una salsita. Picaban mucho, mucho, y diría que llevaban además de un rebozado de pimentón, un chorro de vinagre. Después de probar la primera te das cuenta de porque te traen un explendido vaso de agua nada más pedirlas.

No nos complicamos mucho e inluidos por la sensación de estar en una hamburguesería más cuidada que las más conocidas de ellas, pero con mesas desnudas de madera y servilleta de papel, por unas hamburguesas: Una con queso cheddar y bacon y la otra de queso stilton. La carne de la hamburguesa, cocinada a la brasa, estaba realmente sabrosa, y tanto su dosis como la de los complementos de queso podíamos decir que desmesurados, especialmente la ración queso stilton que metieron...no se aprecia bien en la foto pero está debajo de la carne...

Al final salimos contentos y quizás demasiado llenos. Con unas cervezas algo menos de 50€ para dos...en la media nacional irlandesa.

COMER EN DUBLIN: SALAMANCA TAPAS BAR & RESTAURANT

Lo cierto es que para acabar en un "bar de tapas" no hace falta irse tan lejos...pero en el abarrotado Dublin encontrar una mesa centrica para cenar sin reserva previa es una tarea complicada, y bueno, acompañados por un recién emigrado a estos lares no nos pareció una idea tan descabellada.
"Los Salamanca" son dos restaurantes muy centricos y populares de Dublin: uno está casi enfrente de la entrada al Castillo y el otro, que fue donde nosotros cenamos, en St Andrew's Street, a un paso de Temple Bar.
El restaurante no es el tipico rinconcito español con olor a fritura, decoración flamenca, fotos de toros o iconos patrios semejantes, es un  lugar bastante agradable, con decoración moderna, y alguna ligera caracterización española.
Tiene una amplia carta de platos a elegir, que según reza el encabezamiento de la misma son "muy Salamanca, Andalucía y San Sebastián", aunque nosotros en nuestro inmobilismo gastronomico pedimos filete de ternera en salsa de pimienta que en su carta aparece como "Classic Irish Beef Steak" y filete de salmón, otro calsico irlandés, éste rebozado en sesamo y con una salsita de guisantes.


Y ya que estabamos aqui nos permitimos acompañar los platos con una ración de bravas. Las raciones, la verdad, es que estaban buenas y bien presentadas, pero a la selección navarra y riojana que alli estabamos nos resultaron un tanto escasitas.
Nos tomamos unos postres también, que a excepción de una crema catalana, estan demasiado internacionalizados...ni un guiño al arroz con leche o al "tipical spanish" flan de huevo casero o torrija. Así que nos conformamos con unos crepes, un pastel de chocolate y unos profiteroles.


Este es un punto que igual deberían considerar en el restaurante, el incluir algo más español en sus postres digo, porque mira que hay grandes postres en España, y seguro que entre ellos alguno típico de Salamanca...
Y aunque nosotros en un alarde irlandés acompañamos la cena con cerveza, también quiero aprovechar para criticar la poco Española carta de vinos que oferta el restaurante, que eso sí, muestra una selección de buenos caldos nacionales en su comedor, como decoración.
La carta de vinos es amplia, sí, pero hay vinos chilenos, sudafricanos, franceses, de Nueva Zelanda, y entre los españoles los del Marqués de Riscal y los de Bodegas Torres. Donde corresponde citan Rueda y Priorato pero no más, el resto se etiquetan como Spain. Y que no nos digan que el vino español no llega porque vimos bares que ofertaban hasta vinos de León en sus cartas...
A pesar de todo, no nos fuimos con mal sabor de boca. Para tres algo más de 80€...