lunes, 5 de septiembre de 2011

ELEPHANT & CASTLE DUBLIN

Esta pequeña pero internacional cadena de restaurantes, con origen en un Pub londinense del siglo XVII, que llegó a cumplir 300 años y que también cuenta con una sede en Nueva York, tiene un nombre de leyenda. 
Se dice que el nombre es en realidad una deformación de las palabras "Infanta de Castilla", o dicho a la Irlandesa "Enfanta de Castile". Y es que Carlos I de Inglaterra e Irlanda (es lo que pone en la web del restaurante), se enamoró de una princesa española allá porel año 1625, que le dió calabazas y que para variar nos costó una guerra. Por lo visto, antes de las calabazas y para honrar a la dama, en el sur de Londres se inaguró un Pub con el nombre de "Infanta de Castilla", que como ya he comentado fue increiblemente longevo. 
La historia la cuentan más o menos en la Web del restaurante, aunque no está claro que el origen no sea ese sino más bien el blasón de una familia noble del terreno.
En lo gastronómico el Restaurante no puede estar mejor situado, justo en medio de Temple Bar. Es bastante grande y tiene unas hermosas cristaleras a través de las que ver cenar y pasar, y una larga cola para coger mesa y/o reservar una.
Conseguimos mesa a la segunda y a una hora bastante temprana para lo que acostumbramos aqui a la cena. El restaurante a rebosar y constantemente doblando mesas. En realidad, al entrar la sensación es la de entrar en un local de comida rápida, y el olor es algo acido e intenso, en realidad huele a lo que después comprobamos que es uno de los platos estrella del lugar: alitas de pollo picantes, servidas en una cestita y acompañadas de dos palitos de apio y una salsita. Picaban mucho, mucho, y diría que llevaban además de un rebozado de pimentón, un chorro de vinagre. Después de probar la primera te das cuenta de porque te traen un explendido vaso de agua nada más pedirlas.

No nos complicamos mucho e inluidos por la sensación de estar en una hamburguesería más cuidada que las más conocidas de ellas, pero con mesas desnudas de madera y servilleta de papel, por unas hamburguesas: Una con queso cheddar y bacon y la otra de queso stilton. La carne de la hamburguesa, cocinada a la brasa, estaba realmente sabrosa, y tanto su dosis como la de los complementos de queso podíamos decir que desmesurados, especialmente la ración queso stilton que metieron...no se aprecia bien en la foto pero está debajo de la carne...

Al final salimos contentos y quizás demasiado llenos. Con unas cervezas algo menos de 50€ para dos...en la media nacional irlandesa.

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