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miércoles, 18 de noviembre de 2015

ROCAS DEL PUY DE BOMBONES TORRES. ESTELLA. NAVARRA

Las Rocas del Puy, son uno de los productos más típicos de Estella. Ese pueblo del que prácticamente toda España ha oído hablar alguna vez por ser cuna nada más y nada menos que de la Mariló. La Montero. La ex del Herrera. 

Aunque desde luego limitarse a conocer la capital de Tierra Estella sólo por eso, es perder la oportunidad de conocer uno de los pueblos más interesantes de Navarra, y aun diría más, de todo el País.

Pasear por Sampedro la Rúa, visitar su bonita iglesia a la que se accede por una larguísima escalinata de esas en las que toda novia querría lucir su cola, pasear por su claustro, hacerse una foto en la iglesia del Santo Sepulcro, cruzar el Ega por el puente de la cárcel, ver las tiendas de anticuarios, escaparse hasta el nacedero del Urederra (previa reserva), beber un trago de la fuente de Bodegas Irache cual peregrino a Santiago, porque por aquí también pasa el Camino…

Y finalmente comer, y de postre llevarse para casa unas Rocas del Puy de la confitería Bombones Torres. Unas rocas que no son sino avellanas bañadas en distintos tipos de chocolate, y que muchos estelleses elaboran en casa, pero que elaboradas por Torres son sin duda un producto que podemos considerar exclusivo.Gourmet que se diría también. Y que desde aqui os recomendamos no dejar de probar. (PD: ojo, que son más caras que el Azafrán, así que no os precipiteis a la hora de comprar)

  
Bombones Torres
www.bombonestorres.com

jueves, 8 de enero de 2015

LAS DAMAS. SANTACARA (NAVARRA)


BAR LAS DAMAS
Teléfono: 948 74 66 77
Santacara (Navarra)
 
 
Supongamos que el turístico, se incluye entre los aprovechamientos de los que los “municipios congozantes” de las Bardenas Reales pueden gozar, y podremos encontrar entonces argumento de peso para visitar Santacara. Por ejemplo su ubicación estratégica para visitar este espacio singular, la Bardena digo.

Pero creo que el mayor imán turístico de la localidad, si es que uno debiera destacar, sería su idoneidad para la práctica de la observación ornitológica. O dicho de una forma mucho más moderna y atractiva, para practicar “Birdwatching”, o “Birding”

Bien en las estribaciones del propio pueblo, tal vez en las márgenes del río Aragón, quizás adentrándose en la Bardena por El Paso de Carcastillo, y en especial apostándose en la Reserva Natural de la Laguna de Pitillas, en el observatorio de aves habilitado a tal fin.

No puedo argumentar con otras razones la necesidad de dejarse caer por aquí, turisticamente hablando. Si bien es verdad que este pueblo cuenta en su haber patrimonial con una torre defensiva, o media torre para ser mas exactos, que desafía el equilibrio y la ley de la gravedad con sus 30 metros de altura, y que su primer emplazamiento, el de la Civitas romana de Cara está declarado Bien de Interés Cultural, no son estas razones de peso suficiente para programar por si solas la visita. 
La Torre de Santacara via http://santacara-navarra.blogspot.com.es/
Entiéndanme la falta de emoción, pero hay que  tener en cuenta que en este área de la "Tierra Media" hay enclaves de elección con cierto peso como Olite, Ujué o la Oliva.
 
Quizás la gastronomía pudiera convertirse en recurso turístico adicional a este patrimonio. Y es que para nuestra sorpresa en Santacara, dan de comer. Y muy bien, por cierto.
 
Así pudimos disfrutarlo y comprobarlo en el Bar Las Damas, en el que por 15€ (Téngase en cuenta que era un día excepcional) comimos y bebimos. Café y licor incluidos.
 
Ensalada de pato, bolitas rellenas de carne con pimiento y croquetas con jamón de york en trozo. Las frituras  destacables.
 

 
A elegir de segundo, carrilleras o sepia. En ración suficiente y abundante. Bien guisado. Con el detalle de no servir ave, claro está, no vamos a promocionar el pajareo y luego servirlo en bandeja.



Postre fenomenal. Flan de queso. Mejor es comerlo que verlo.

 
Resultado: desde luego repetible. Y en la mejor compañía posible.
 
PD: Se recomienda consultar la Web municipal, y leer la historia de la carreta, un detalle singular. Sin duda

martes, 13 de mayo de 2014

RESTAURANTE BASERRI (PAMPLONA)

El dígito que indica la temperatura en el termometro de la calle, nos deja claro que pasaremos el día  en una gélida Pamplona de primavera visitando amigos.   

Nuestras visitas a la "Capital del reyno" han tenido que adptarse paulatinamente a los cambios en nuestras condiciones y responsabilidades, así que el programa que en otros tiempos hubiera sido mucho menos conservador contiene ahora una programación muy diferente. Lease: Paseico por la Plaza el Castillo,  vermú clasico en el Iruña, comidica en el Baserri y paseico por Caballo Blanco, acompañados por las sillitas de bebe y sus correspondientes pasajeros condicionantes de la ruta y la programación. Si, es cierto que en este clasico faltan los ciervos de la Taconera, pero hubieron de quedarse para otra ocasión. 

El Baserri es uno de los restaurantes clásicos de Pamplona, que en los últimos años se ha especializado sobre todo en menús especiales y que ha entrado de lleno en la carrera por elaborar el pincho mas innovador de la ciudad.

 

El local, a pesar de algunos desacertados (a mi entender) retoques, muestra un estilo que hubieramos definido como clásico, allá en los setenta, y que no se encuentra en modo alguno en consonancia con su moderna imagen Web. (Ni falta que hace)

Su historia se remonta al año1931, y ya entonces eran conocidas en la ciudad sus banderillas. Y se dice que el mismo Hemmingway era cliente del local en sus visitas sanfermineras.

Al llegar nos encontramos un bar desangelado y un comedor completamente lleno. Afortunadamente "los locales" a sabiendas de que el comedor alcanza frecuentemente el "No hay billetes" nos habían instado a realizar reserva previa.

Para comer, lo que se estila en el Baserri es el menú. Los hay del día, de pinchos, de grupos, de temporada y especiales. Uno de estos especiales, el del "Fin de semana y festivos" es el que nosotros probamos.

En general el servicio fue muy correcto, la carta del menú muy extensa, quizás demasiado, el vino navarro, y el frio que pasamos en el comedor tremendo. Todos con la chaqueta puesta. 

Los platos buenos, especialmente destacable el "cremoso de arroz con setas y parmesano al sauvignon semidulce" y el "timbal de borraja salteada con jamón".

 

 

Segundos variados también, y sin nada que reprochar con una excepción, que ejemplificaré a continuación; la de abusar del uso de extensos y confusos nombres y de la de usar demasiadas mezclas de ingredientes y sabores:

Valga como ejemplo el plato de "Magret de pato con volcán de manzana, frambuesa y sus crujientes", cuya denominación no invita a pensar que la manzana, la frambuesa y los crujientes estén mezclados de forma irreversible con el pato. Esto podría dejar sin comer por ejemplo a un diabético que ilusamente seleccionara ese plato pensando en tomar la carne y dejando a un lado el acompañamiento.


Siempre les queda la posibilidad de pedir algo así, sí, "Rodaballo al horno con salteado de hongos y ajo aceite de arbequina" bueno y libre de confusiones, pero yo propongo un cambio desde aquí..

 
La tarta de queso casera con coulis de frambuesa, acertada.

El "Milhojas de chocolate en tres temperaturas" muy bueno, pero frio para una temperatura invernal.


Precio adecuado para lo comido y lo bebido: 23,90€.

Salimos contentos, pero tiritando, del local.

Restaurante Baserri
C/ San Nicolás, 32. 
Pamplona (Navarra) 

Teléfono 948 222 021

viernes, 25 de enero de 2013

RESTAURANTE TREINTAYTRES. TUDELA. NAVARRA


El pasado sabado tuvimos por fin la ocasión de conocer el restaurante 33 de Tudela. Una oportunidad que llevabamos esperando ya demasiado tiempo. Llegamos hasta su puerta convencidos de que no era posible que lo hubieramos encontrado tan facilmente en la laberíntica Tudela, y algo sorprendidos porque el restaurante está situado en una pequeña calleja digna más bien de las traseras de un afamado sitio como este, que de su puerta principal.
Nos encontramos con un comedor agradable, moderno y luminoso, en el que destaca una vinoteca acristalada de grandes dimensiones que cubre todo el fondo de la sala.

Aproximadamente dos tercios del aforo completos.

Nos recibe el jefe de sala y nos acompaña a la mesa, y nos decidimos sin pensar por el menú degustación de verduras. Un menú compuesto por un total de ocho platos de verdura y un postre por unos 40 euros, a los que habrá que sumar la bebida y cafe. En total para dos 102€

Al consultar la carta de vinos, extensa y con referencias de bastantes denominaciones nacionales, y con un listado de vinos del mes, nos quedamos perplejos. Mas que una carta con opciones parece una carta disuasoria, en la que los precios de los caldos están a nuestro parecer demasiado hinchados. Por poner un ejemplo:un conocido Rioja nuestro, Puerta Vieja, sale por unos 18 euros la botella.

Entendemos que no podemos comer sin vino, o con cerveza, como observamos hacen muchos de los comensales, asi que pedimos media de Viña Salceda y agua. Mejor para nuesros puntos del carné.


El espectaculo comienza inmediatamente, y nos lanzamos a degustar sin descanso los siguientes platos:

1. Ensalada de cardo rojo con aceite de oliva virgen extra, aceite de olivas negras y ligero toque de ajo.

Un entrante fresco, crujiente, original, sorprendente y bien presentado. Nos cuenta la hija de los dueños del local que esta variedad de cardo es la única que permite su ingesta en crudo, y que es una variedad que se cultiva en un reducido entorno geográfico. Incluso nos muestra unas fotografias de su huerta, en las que unas altisimas plantas de cardo ojo asoman desde un montón de tierra que las protege.


2. Crema de calabaza amarilla.

Un plato que agrada a la vista, con un amarillo al que la fotografía no hace justicia. Suave pero con un reconocible sabor a calabaza.


3. Laminas de patata confitadas en aceite de codillo de jamón, con borrajas.

De este plato, con gusto me hubiera comido tres. La borraja finisima, con un bonito color verde y una textura perfecta combinada con la suavidad de la patata y la crema. Indescriptible.


4. Ajetes tiernos fritos dos veces.

Para mi un sabor conocido pero demasiado fuerte. Me deje uno de tres, que aun así no quedo en el plato porque siempre hay quien tiene hueco para un bocado más. Para mi el plato más flojo, y no por menos elaborado.


5. Ravioli de pasta de arroz, relleno de espinacas, morrillo de salmon ahumado sobre crema de champagne y remolacha.

Un bocado suave, con una textura muy ligera, aunque con intenso sabor a espinaca. Este, a pesar de la elaboración y presentación perfectas, no me dijo demasiado.



6. Pencas de acelga rellenas de jamon iberico y voulet de hongos con salsa holandesa en pomada.

Otro de los que podría haber repetido. Una penca suave con un relleno y una cobertura de sabor intenso. Muy buena

7. Corona de alcachofas con foie fresco y puerro crujiente

Hay quien critica que sacar este plato a estas alturas de la función es demasiado. A mi me gustaron bastante, aunque es una forma de presentar la alcachofa un tanto brusca, porque se esta habituado a comerla muy cocida y con algo de jamón o similar. Estas son como bocados crujientes de alcachofa, que pueden hacerse demasiado densos.



8. Pochas de Tudela a la forma tradicional, con espinacas y piparras encurtidas.
El punto y aparte del menú. Pochas muy buenas, con muchisimo sabor. Se llega justito de capacidad a estas alturas del menú, así que quizás muchos comensales no les hagan el aprecio debido.
Las acompañan de guindilla en vinagre. A nuestro entender no pega mucho en este menu y a estas alturas sobre todo.


A comentar: Además de los camareros y el jefe de sala, parte de la familia que regenta el establecimiento se pasea entre las mesas, para asegurarse de que el comensal está satisfecho con el menú, y para brindar explicaciones de cada uno de los platos y de los productos de la huerta.

A mi, que ultimamente casi todo lo veo bien, no me molestaba demasiado, pero por los comentarios que hemos recogido de otros amigos y clientes del 33, a veces son un poco pesados. La verdad es que siendo un menu degustación, la degustación en si queda muy completa con el añadido de las explicaciones. Además hay quien esto de la huerta lo considera un exotismo, y me imagino que saldrá maravillado. A nuestros vecinos de mesa que nunca habían visto una borraja, les sacaron la planta para que la vieran y todo.

Como punto final, el  menu incluye un postre a elegir de la carta.  Yo me equivoque y pedi trufas rellenas de cabello de engel, que ojo, estaban buenas, pero nada comparable con el plato de higos confitados rellenos de queso que se pidió el de enfrente. Espectaculares.



 Comimos muy bien, salimos ilustrados en algunos aspectos relativos a las verduras que no conocíamos, con poco vino en el cuerpo y con la información adicional de que además del 33 esta familia lleva las riendas de Casa Lac en el tubo de Zaragoza, donde puede comerse el menu de restaurante o tapear en su gastrobar. En la carta estos platos que hemos probado aqui en Tudela y otros muchos. Para el proximo equinocio, el de primavera, inaguran también en Madrid, en la zona de la Plaza Santa Ana. Un local para acercar la verdura a la capital en plan asequible, y con el reclamo de lo verde. Y al parecer con un nombre en inglés.

miércoles, 16 de enero de 2013

DE PINCHOS POR PAMPLONA II

Para nuestra última comida del año elegimos ir a tomar unos pinchos a la "Capital del Reyno".

Ambiente navideño contenido en lo que a ornamentación municipal se refiere, exceptuando la fachada del ayuntamiento, el Arbol de la Plaza el Castillo y el mercado de navidad poco transitado en la misma, al menos en el horario que nosotros lo visitamos.

Fila en la calle para comprar embutidos ibéricos al corte, y fila para los garroticos de Pastas Beatriz de la calle Estafeta, amenizados por un cantante callejero que canta canciones de Tahures.

Transeuntes ataviados de manera elegante y desfile de bolsas de firmas de moda y complementos importantes.
Un tanto indecisos dirigimos nuestros pasos a Chez Evaristo, en Estafeta. Un local alargado y un tanto oscuro, pero con una barra de pinchos bastante digna. Y ademas con mesas para sentarse. Hay bastante público local y también extranjero.
Tomamos un par de pinchos: Una penca rellena de espinacas (que ya conocíamos)  y un tomate relleno de jamon y queso.



Los dos muy buenos, suaves y de buena racion.

Nuestro apagado espiritu de aventura nos hizo acercarnos al Gaucho, pero la sola contemplación de las hordas de  gente que luchaban por un pincho en su barra, nos hizo apartarnos del conservadurismo y cambiar de aires. Así que cruzamos la plaza y nos plantamos en la calle San Nicolás, en la Mandarra de la Ramos.

Otro que estaba que no cabía un alma, pero con un poco de paciencia nos hicimos sitio en la barra y nos tomamos una tosta de verduritas y una bola rellena de pimiento y carne. Una bola que ya podían probar los de la Taberna del Tío Blas de Logroño para que vieran lo que es una buena bola.(Su bola fue para mi decepcionante)




Un poco agobiados por la cantidad de gente que abarrotaba los bares pamploneses decidimos pedir consejo a unos de nuestros gurus gastronomicos locales y encontramos una muy buena alternativa para tomar algo: La Barra del Melbourne.
Algo apartada del jaleo, pero con un ambiente selecto, un local agradable, sin aglomeraciones, con sitio para sentarse y unos camareros muy majos. Y los pinchos recien hechos.

 Tomamos un ajoarriero impecable, y un carpaccio con stilton que no desmerecía nada.

Y para terminar volvimos al Gaucho a comer erizo. Ya se había vaciado un poco.

Todos los pinchos con vino de Navarra. Y para colofón un cafecito en el Niza y a casa a cenar y a despedir el año.

Es un lujo vivir en este entorno.

martes, 7 de agosto de 2012

SIDRERÍA BORNAX BARDENAS: VACA Y OTRAS DELICIAS A LA BRASA

El esperado retorno a la actividad gastronómica, tras un largo periodo en el dique seco, es sin duda un momento especial. Hacerlo acompañado de un selecto grupo de compañeros de trabajo y amigos lo es aun más. Acertar con el restaurante elegido es complicado, así que más vale no arriesgar.

Partiendo de esta base, el pasado viernes al salir de trabajar, me desplacé con tres amigos hasta la localidad de Valtierra. Un  pueblo de la ribera navarra del que bien podría uno pensar que ostentara el titulo de "El más alargado del mundo", por lo que cuesta atravesarlo.

Nuestro destino la Sidrería Bornax Bardenas. Un sitio que no falla. Uno de tantos, en este privilegiado entorno gastronomico de España.

Despues de esta tercera visita sigo pensando que esto sigue siendo así: Que no falla.

El Bornax es una sidrería que tiene un aspecto muy agradable, que trasmite comodidad, a traves de sus paredes acristaladas con vistas al jardin y las brasas donde se cocina vistas, que le dan un caracter especial.
Aunque sin duda lo más especial de su caracter es el olor del local: A carne de vaca a la brasa. A "carne de vacuno mayor" como se dice en los gastrobares ultimamente.
Y a esto ibamos, desde luego. A comer chuletón de vaca.

Al llegar fuimos recibidos por el "Jefe de Sala", nos aposentamos y él mismo nos asesoró en materia de vinos. Nos dio a elegir entre vino navarro o Rioja, y a pesar de estar yo en minoría regional de tres a uno, pedimos un Rioja. Nos dejamos aconsejar y el "maitre" acertó con el consejo: Sirvió Doña Toda, crianza 2007, un vino del entorno de Haro (Anguciana).

A 14€ la botella, y fueron dos.

Bastante bueno para mi gusto y sin duda recomendable.


Para abrir boca un aperitivo de la casa: helado de foie con miel y frutos secos sobre tosta de pan de pasas. Impresionante el bocado. Lástima que se quedara algo escaso de diametro.


Racion de pulpo para cuatro con la que despertar el estómago: Con patata, cebolla y pimienton semipicante, y regado con aceite de calidad, del que obviamos preguntar su procedencia. Bastante bueno. No diremos que espectacular, pero cumplió.



A continuación langostino tigre a la brasa. En singular, sí. A 9 euros la unidad. Aqui en el Bornax tienen una nutrida oferta de langostino tigre, con varios precios segun calibre. Este es de los de precio mayor y es espectacular. No se si la imagen vale aqui mas que mil palabras, pero no me salen las palabras para describir el placer al degustar este manjar.



Comí langostino tigre en Bajo de Guía, en Sanlucar de Barrameda, a orillas del Guadalquivir. Intuyendo al otro lado Doñana. A 5 euros la unidad. Me dejó frio y lo traté de olvidar. Unas piezas de tamaño poco mayor que mi pulgar. Cocidos. En el mejor sitio que se puede probar, reza la propaganda. No merece la pena. Es mejor el langostino tigre que yo he comido es el de Valtierra, en las estribaciones de la Bardena, que ironía.

Después llegó el plato estrella: Chuleton de vaca. Dos de algo más de un kilo para cuatro. a 36 euros kilo. Buena racion y buena calidad. Se nota que saben trabajar la carne. Estaba bien curada, porque estaba tierna y bien asada. Servida en plato de barro caliente. Una delicia.


Mi postre un tiamisú. Peculiar y finisimo.
Cortado y chupito de pacharan: Baines.

Precio persona 50€. Ostentoso en estos tiempos de crisis. Pero hay ocasiones que merecen la pena y acontecimientos que hay que celebrar.

lunes, 26 de marzo de 2012

RESTAURANTE VILLA MARCILLA. MARCILLA (NAVARRA)

El conocido restaurante Villa Marcilla está ubicado en las afueras de Marcilla (Navarra): un próspero municipio situado en la ribera del río Aragón, cuyo mayor atractivo turístico es su castillo.  
El restaurante forma parte de la oferta de un Hotel de cuatro estrellas del mismo nombre, que ofrece este punto como estratégico para la visita de algunos puntos imprescindibles de la ribera y la navarra media como las Bardenas Reales o el Monasterio de la Oliva.
Estéticamente el complejo por dentro resulta muy agradable: Los distintos salones que componen el restaurante se distribuyen a lo largo de varias estancias de una casa solariega de principios del siglo XX, entre las que se abren patios y jardines que también hacen las veces de espacio de comidas.
El lugar donde se sirve el menú del día es una nave rectangular de vigas vistas muy bien decorado en estilo rústico. Los comedores a la carta son espacios realmente acogedores, que te transportan a casas de epoca casi victoriana, pero con la justa sobrecarga decorativa.
El menu diario de almuerzo del Villa Marcilla sale por 12€+iva y por 25€ los fines de semana: El primero suele estar bastante demandado.
Pero en esta ocasión la visita de los Azk al Villa ha estado motivada por una nueva despedida del grupo. Aprovechando el calor de los albores de la primavera hemos comido al aire libre, acompañados del rumor del agua corriendo en una fuente, en el patio intermedio del edificio.
El menu ha consistido en una seleccion de entrantes a compartir, un segundo a elegir, postre y vino Marco Real, crianza 2008, por 35 €/persona.

Las presentaciones de los platos muy correctas en general, las raciones, en este caso, desiguales.
Como entrantes:
Delicioso crujiente relleno de crema de pimiento y bechamel.      Paté para untar con panecillos de pasas, anunciado como foie. "Haciendo un breve inciso, abogo aqui por la necesidad de intervención de la Real Academia de la lengua, para definir el concepto "foie", y sus innumerables acepciones. Basando ésta solicitud  en que este término es empleado en practicamente todas las cartas de restaurantes con pretensiones de este pais, y no refiriendose siempre al mismo producto"
Rueda de morcilla salada con piquillos y
Rissotto de hongos acompañado de chipirón en su tinta. Una combinación esta última, un tanto dificil de asumir, por la intensidad de ambos sabores.
Muchos segundos para elegir, que justifican el comentario sobre la subjetiva desigualdad de los platos, al menos en lo que a cantidad de ración de refiere.

Canelones de pescado, dos unidades. Con sabor intenso a pescado, demasiado, y para estómagos de volumen reducido, o saturado de entrantes.
Merluza en salsa, sobre cama de patatas asadas, con sofrito de ajos y acompañada de gambas. Plato por lo visto que despertó las miradas y las dudas de los que no lo habían elegido, penando por su elección.
Confit de pato. De gran tamaño.
Carrilleras en salsa. Buenas y bien presentadas, y
Polémico entrecot. Polémico poque a pesar de que era un buena ración, era un entrecot de ternera y no de vaca. Puntualicemos aqui que los sueños frustrados de los clientes no debe asumirlos como culpa el restaurante, puesto que no se indicaba lo contrario en el menu cerrado. Aun así, la carne resulto sospechosa de ser de ternera de añojo, porque no era demasiado blanda, y era, claro, demasiado magra. Y ante la frustración no hay más cura que la reflexión y distancia en el tiempo...
He de hacer también mención aquí a que tanta despedida gastronómica nos lleva, como no, a la comparación. Y en este punto hay quien nos insta a hacer justicia con nuestro anterior punto de encuentro: Las Halconeras de Sancho IV, en Funes. Puesto que a pesar de su modestia, comparada con la fama y nivel de éste Villa Marcilla, hay quien lo ha preferido. Menos estética, tal vez, pero comparando la calidad del producto servido, el de Funes no se queda a la zaga, sino que en algunos apartados, como la carne, (Chuleta de vaca de la que se  pudo incluso repetir) supera el nivel con creces.
En la variedad está el gusto.

lunes, 27 de febrero de 2012

HALCONERAS DE SANCHO IV EN FUNES

Tal y como se indica en su página Web, las Halconeras de Sancho IV son una Granja Escuela donde, con mayor o menor acierto, se pretende retrotraer al visitante a la Edad Media. En particular a la corte del Rey Sancho IV "El de Peñalen", llamado así porque éste término del municipio de Funes, fue el lugar donde este rey halló una inesperada muerte, a mano de su propio hermano.
El recinto, artificialmente amurallado, alberga varios tipos de animales en cuadras y jaulones. Principalmente animales de granja y aves rapaces destinados a fomentar la educacion ambiental. Además, y como corresponde a un establecimiento de este tipo, en el recinto se oferta la posibilidad de realizar multiples actividades de turismo activo y de naturaleza en el entorno de los sotos de Funes.


Además de esta oferta las Halconeras ofrecen, previo encargo, un servicio de restaurante orientado a grupos. Y fue este el principal motivo de la visita de los "Azk" a espacio tan singular.
El menú se sirve en un salón revestido de falsa piedra arenisca y decorado austeramente con algunos blasones, que tratan de emular los medievales salones de la corte de Sancho.
Por encargo se sirvió para empezar una selección de entrantes al centro:




Brochetas de gambas y alcachofas en conserva rebozadas, con un toque de miel, que estaban bastante buenas.
Pulpo a la granja: Un pulpo de calidad excelente, con un toque de plancha y presentado en su punto, acompañado de sus correspondientes patatas. "Aunque siempre hay quien lo prefiere servido a la gallega"
Zamburiñas con salsa marinera y gambas a la plancha.

Toda la comida estuvo acompañada de vino joven de la D. O. Navarra "El Viejo Templo".

Además había varios segundos a elegir entre los que podemos citar el gorrín asado con papatas, la lubina y el solomillo con foie.


Aunque sin duda, el exito se lo llevó el chuletón de vaca a la brasa, servido previamente troceado y en su correspondiente plato de barro caliente. La ración a compartir para dos, aunque en el precio previamente concertado del menú (35€), se incluyó una segunda vuelta de chuletón para compartir para que nadie pudiera quedarse con hambre. Todo un detalle.

Postres variados y acertados, que iban desde un cocktail de piña natural a una torrija, destacando en este apartado la tarta de queso Idiazabal, acompañada de una fina salsa con toques de membrillo. Sólo por esta tarta, las halconeras aprueban como restaurante.