miércoles, 26 de diciembre de 2012

KOPPARBERG: SIDRA SUECA

Kopparberg es la sidra sueca de moda. Ultimamente se puede encontrar en muchos locales cerveceros y tiendas especializadas de Logroño, donde incluso se realizan catas comentadas del producto.

Mas que producto, en realidad debería decir productos, porque ésta no es una sidra al uso. Es una sidra de sabores. Distintos tipos de manzana, frutas del bosque, fresa y lima, sauco...y pera. Y por lo visto la sidra de pera es la reina de su catalogo.

La verdad es que la lata es bastante bonita. Así que a pesar de nuestro empeño por evitar ser victimas de los productos de moda, y aun sorprendidos por la existencia de sidra en Suecia, pues piqué y compre una lata de cada sabor en la Abadía de la Cerveza.

El tema de la sidra sueca dio para mucha conversación, porque en el imaginario colectivo de mi cuadrilla no encajaba la imagen de las fincas de manzanas tapizando las praderas suecas. Tampoco las de las asturianas, pero no se trata aqui de poner en un brete al producto nacional. Así que investigamos y entramos en su Web. Ni una foto de los campos de manzanas, ni una referencia a sus variedades...pero esos si, los de Kopparberg dicen en su Web que se cree que los paises escandinavos son el hogar original de la sidra. Esto no lo acepta ni la Wikipedia, pero lo de los múltiples lugares apuntandose al carro no va a pasarle sólo al Camino de Santiago.

Sin embargo los de la Sidra El Gaitero son menos osados y reconocen los origenes mediterráneos de este producto: egipcios, hebreos, griegos...

En fin, que a mi la Kopparberg que mas me ha gustado ha sido la de manzana rojita, que es muy dulce. La de frutas del bosque ha sido demasiado para el cuerpo, creo que el zumo de grosellas y frambuesas le da un extraordinario sabor a jarabe para la tos. Y la de fresa y lima pues ni fu ni fa, lo mejor es su olor.

Pues ya estan probadas. Lo que mas me ha gustado ha sido la lata, y que las burbujas son muy suaves. Pero no repetiré.

Hoy nos hemos comprado una botella de sidra El Gaitero, sólo para comparar.

PD: Lo que a mi me gusta es la sidra natural.

RESTAURANTE LOS CLAVELES. IBEAS DE JUARROS (BURGOS)

Hce ya unos años que el Club Deportivo Montañeros Burgaleses instauró como tradición el ascenso al Pico Mencilla (1932m), el domingo anterior al día de Navidad, para poner allá arriba un Belén. Este año, sin nieve y sin burra ni buey.

Uno de nuestros amigos ha hecho suya esta tradición y puntualmente asciende cada año hasta este pico, a poner el suyo propio. Este año ha logrado convencer además a un pequeño grupo de amigos para acompañarlo, poniendo como cebo a la ascensión, la degustación a posteriori, de una atractiva olla podrida en el Restaurante Los Claveles de Ibeas de Juarros.

Así que tras aparcar en Pineda de la Sierra y llevar a cabo una ascensión de dificultad media, bajo unas condiciones meteorológicas más propias del verano en la Sierra de la Demanda, puso Aguirre el Belén.
Los demás le acompañamos bocata de cecina y tomate en ristre, chocolates y frutos secos por doquier.

Tras un alegre descenso alentado por los pensamientos e imagenes culinarias de lo que estaba por venir, nos dirigimos a Ibeas de Juarros. Pueblo éste, conocido como uno de los tres puntos de entrada al Yacimiento de Atapuerca. Entrada guiada se entiende. Y por sus alubias rojas. Y en concreto por las alubiadas del restaurante "La cocina de Los Claveles".

 

En su pagina de presentación digital, se explica que "frente a una gastronomía elaborada y esteticista continuamos pensando que la comida de fundamento es la que aporta el carácter diferencial que queremos en nuestro establecimiento y nos otorga una personalidad propia en los establecimientos de nuestro entorno".

En cuanto a la parte gastronómica, eso es verdad. Pero en realidad han caido en el esteticismo como todos. Al menos en lo que se refiere a la estética del local, ambientado más como gastrobar que como fonda castellana en la que degustar platos contundentes. Y quizás esto haya sido en realidad un acierto, porque la ligereza del diseño ambiental no le añade más peso a la comida. Y uno se come los caparrones casi como si fueran verduras y no legumbres. Puede el comensal sentirse incluso hasta moderno y puede el local, que lo hace, atraer a público estético.

La alubiada se cobra a 16 euros, aunque sumando bebida y postres ronda los 25 euros por persona, pero merece la pena.

Las alubias rojas finisimas y a decir de uno que repetía la visita, mejores que en otras ocasiones. Cremosas y en su punto.



Los sacramentos de acompañamiento a la altura del Mencilla: Morcilla, chorizo, pata, oreja, costilla, tocino y relleno. El relleno nunca se ha comido en mi casa. Pero es una tortilla de miga de pan, ajo y tocino frito.


Como habíamos subido una montaña, nos permitimos hasta postre. Casero.


Y un vinito de Emilio Moro. Finca Resalso 2011. Se pide Ribera, sí, a este lado de La Pedraja.