jueves, 29 de octubre de 2015

BODEGON LAS TEJAS. LOS DE LA VINIEGRA. LOGROÑO

Es innegable que la peatonalización de la calle Saturnino Ulargui ha revitalizado y mucho, este céntrico pero oscuro rincón de ésta nuestra ciudad, que desde que no contaba en su esquina con el Secre, parecía ir cada vez más de capa caída.
 
Ahora da gusto pasear en verano por una calle que se llena de gente y de terrazas y que conforma una muy buena alternativa para comer y especialmente cenar en el centro, sentados entre vecinos de la zona y observando a esas cuadrillas clásicas de alternadores que están casi en peligro de extinción. 
 
 
Entre la oferta de la calle hace ya tiempo que quería dedicarle un apartado al Bodegón las Tejas, el bar de los de Viniegra que le llamamos nosotros. Pero he leído una crónica sobre las Tejas en otro blog, que me parece tan buena que mi humilde redacción no podría describirlo mejor.  
 
Aporto sólo dos imágenes: la de su tortilla de patata, que dicen está entre las mejores de la ciudad, y la de su sangrecilla, para demostraros con esta que a veces soy una persona valiente, y que a pesar de que el local no está entre los más relucientes, a mi la cocina del señor del bigote me da bastante confianza.
 
 
 
 
Os remito pues al blog Cazadores de Antros, que lamentablemente no cuenta mas que con unas pocas entradas antiguas, y especialmente a su articulo: Comiendo en las Tejas
 

"Los retos son para los valientes. Al menos eso dicen. Sea cierto o no, yo también pienso lo mismo. Por eso prefiero ir a tiro hecho. Paso de complicarme. Riesgos los justos… y los experimentos con gaseosa. Incluidos los de la cocina, donde últimamente veo mucha tontería. Demasiada. Un porrón. No entiendo a dónde nos quieren llevar. A este paso van a acabar exigiendo 6 meses de prácticas en el CERN sólo para poder encender la vitro. Se les ha ido la olla (por no decir el 99% del menaje) y ya huele. Nitrógeno líquido, reducciones, flavorización, maridajes imposibles, cocción a baja temperatura… Que conste que no tengo nada en contra de los platos rococó y minimalistas del Bullí (en todo caso hambre), pero personalmente me quedo antes con una tasca de las de toda la vida, donde antes que una estrella michelín, te sirven un par de huevos fritos flotando en un mar de triglicéridos......"
 
Esto es redactar, y lo demás son ñoñerías
 

G TORRE. DE CUYAS MAGDALENAS DICESE SON LAS MEJORES DEL MUNDO. SANTANDER

Tenía en el debe ya desde hace tiempo el probar la trenza de la panadería G-Torre de Santander. Desde que un anónimo me invito a probarla y compararla con mi entonces adorada trenza de Almudevar. Trenza esta última que ya confesé encontrar últimamente demasiado " popularizada". Pero esta es otra historia.

Encontré la panadería en la Calle Santa Lucía, un poco más arriba, literalmente arriba, del Cañadio. En una calle normal, alejada del brillo y del glamour que atesora esa primera línea de costa de Santander, que es la que todo visitante suele ver. 

De la historia de esta casa no hablaré, porque ya lo hace y bien, ese gran cronista gastronomico  de la Montaña que es el MuleCarajonero.

Así que decidida a probar por fin su famosa trenza, en versión clásica, porque están la clásica, la de arándanos y la de piñones, entré en la panadería y me encontré tan abrumada por la acumulación de bollos, panes, dulces y otros postres en su interior, que no pude por menos que sucumbir también a adquirir una quesada, u bollo para almorzar y un paquete de las "Mejores magdalenas del mundo". 

 
Encontré la trenza una combinación de la de Almudevar y de la trenza de Garpesa de Logroño. Parecida a la primera en el fondo, y a la segunda en ir cubierta de mermelada y no de azúcar en polvo. He de confesar que a mi y a mi pariente nos supo buena. No desbanca sin embargo de su trono a aquella trenza oscense, al menos de mi trono.
 


Respecto a las madalenas, para gustos madalenas.

martes, 20 de octubre de 2015

CAÑADIO SANTANDER: Serio competidor para La Laurel

Impresionante el ambiente de pinchos un miércoles cualquiera de octubre en el Cañadio y alrededores, en Santander. Aunque lamente decirlo ganando por goleada al de nuestra Calle Laurel entre semana. Público elegante, como no podía ser menos, bares modernos, pero también muchos que han apostado por no perder esencia y personalidad, y que estaban llenos.
Mucho pincho y ración de producto local de tierra y mar. 
Mucha, muchísima chuleta de vaca servida en raciones para picar y compartir, anchoas, maganos, quesos, quesucos, de la montaña, y por fortuna mucho vino, y Rioja.


Como ejemplo, estos dos pinchitos del Cañadio, sin duda uno de los referentes en la ciudad, aunque sí, sé que son muchos y buenos los de referencia. Y que hay otros menos turísticos, pero el local es garantía de acierto.
Huevito poché con patatas paja y racioncita de maganos a la plancha con arroz.
Una delicia


lunes, 19 de octubre de 2015

CODE BILBAO

Por muy cerca que esté del estadio de San Mames, de la sede de EITB, del hospital de Basurto y de las Escuelas de Ingeniería de la UPV, lo cierto es que el entorno de la estación de autobuses de Bilbao, el "Termibus", transmite la sensación de entorno hostil para los que llegamos de fuera. Una sensacion de estar más bien en un barrio industrial, gris, húmedo, apartado, que cerca del centro. Unas sensaciones a las que sin duda contribuye en mi caso el tránsito previo a través de ese triste acceso a la ciudad desde La Rioja: esas casas cuyos vecinos de enfrente son la mismísima circunvalación, y ese sobrecogedor Cristo redentor...y para rematarlo, el túnel, claro.
Decidida a reconciliarme con ese entorno, y previamente informada de sus bondades, me he acercado a comer hasta CODE, un local relativamente nuevo en este entorno al que se accede en menos de 5 minutos desde la estación. 
Y en mi experiencia ha sido todo un acierto.


Además de lo acertada de su decoración de tipo industrial, que consigue hacer agradable un espacio sin ventanas, y que es evidentemente  acorde con la ciudad en la que está ubicado, su menú del día es especialmente bueno en relación calidad precio. Y para quién no quiera limitarse al menú, en su carta hay platos de lo más variado: desde una hamburguesa hasta un steak tartar.


Mi selección fue pasta con verduras y chicharro a la bilbaína. Además de una correctisima presentación, y un agradable servicio, ambos platos estaban perfectamente cocinados. La pasta rehogada con verduras " guisadas" con una ligera salsa de tomate y espolvoreada con queso manchego, muy sabrosa. Y el chicharrito al punto y acompañado de unas deliciosas patatas panadera. A pesar de lo abundante de sus raciones y de mi condición de pasajera de autobús en tránsito, no me resistí al postre. Un buding, al que daré un notable.
 


 


Precio, rapidez y buen trato y buen ambiente. 
Sinceramente recomendable para refugiarse en Termibus.

viernes, 16 de octubre de 2015

LA COCINA DE RAMÓN."LLAMEN, POR FAVOR". LOGROÑO

Encontré la Cocina de Ramón un sitio elegante, de esos en los que para entrar hay que llamar al timbre, y esperar que te permitan pasar. No es esta costumbre habitual en estos lares, donde por el carácter extrovertido se aprecia mucho más la cercanía que dan las puertas abiertas.  A la diferencia que ya le aporta este pequeño detalle, hay que sumarle lo curioso de su distribución, con al menos tres comedores interconectados, que te permiten intuir la presencia de sus comensales y te invitan a aguzar el oído para captar la conversación de aquellos que crees conocidos, pero no consigues ver. Conocidos que encima en La Rioja, casi somos todos. En esta atmósfera que uno puede imaginar de novela negra, se apuntan detalles que desconciertan, como la decoración del techo y de sus puertas, en la que creo intuir un collage de recetas. Un guiño informal que por los ecos que me llegan no es muy apreciado o entendido en esta ciudad en la que esta visto que lo que gusta es lo uniforme y lo global: estilo industrial/estilo vintage. Allá ellos.
 
De primeras la presencia de producto de proximidad en la confección de sus menús es quizás lo más destacable en lo culinario del restaurante del rubio de los Cooking Team.(!!Y eso que estos días ofrece aquí trufa, blanca eso sí, del mismísimo Piamonte!!) Y creo que su cocina puede bien definirse como de Km 0, y eso señores es un punto más de singularidad y de estar alineado con la tendencia.

Valga como ejemplo de su oferta éste "menú de verano" que tuvimos la ocasión de disfrutar el pasado mes de septiembre, en el que tras la untada de aceite riojano, y un aperitivo a base de puerro, vino a ponerle color a la mesa este vistoso plato de tomatas de Logroño aliñadas con guindilla, que estaba tan sabroso y tan fresco como refleja la imagen precedente.
 
Excepcionales los puerritos de Varea al natural, y sin duda sorprendente el plato de cebolletas dulces asadas. Nada que envidiar a esos platos de verdura del Restaurante 33, con el que ahora mismo creemos encontrar como diferencia el que quizás Ramón no tenga su propia huerta. Perdón, y lo del vino. Aquí, la carta de vinos no disuade de pedirse un vino. O dos.


Como colofón de la primera parte, que por cantidad bien podría ser la única, pudimos probar su menestra. Una menestra sabrosa, de moderna presentación y elaboración: de esas de verdura suelta donde es fácil identificar cada uno de sus componentes, que además se presentan en diferentes cocciones y texturas.

 
No diré que le sería infiel con ella a la menestra de Marimar, la de Casa León, en Villamayor del río, que en cuestiones de menestra....no tiene igual, pero en versión moderna, esta menestra no está nada mal.

No quedo aquí la cosa, unos se decantaron por el rodaballo, calificado de exquisito, y yo, por un solomillo bien cocinado y aderezado con algo que le hacía saber diría yo que ahumado. Personalmente me resultó un plato muy agradable, al que sin duda, de haber sabido con antelación como iba a estar el postre, no le hubiera dedicado tanto espacio en mi estómago.


 
 
Y este fue el final....cuyo excelente sabor no me atrevo a explicar. Creo que volveré a por cebolletas y postre para terminar de redactar.