jueves, 18 de septiembre de 2014

TABERNA EL ANFORA. PEÑISCOLA (CASTELLON)

Peñíscola, una de las mejores villas costeras patrias de la costa mediterránea. A visitar, a poder ser, en cualquiera de los meses extremos del intervalo veraniego: junio o septiembre, con el fin de evitar los tumultos y aglomeraciones propios de estos lares, y para poder tener una imagen de lo que es un pueblo tan turistico en un día casi de diario. 

Al refugio de las murallas y de la fortaleza del castillo del Papa Luna, numerosos establecimientos hosteleros resisten, muchas veces con difultad, el asedio al que les llevan sometiendo en los últimos años los grandes hoteles de la villa con sus pensiones completas a precios sin competencia.

Nosotros, por supuesto, hemos cogido esa pensión completa. Pero por fortuna hemos llegado a Peñíscola con la cartera llena de buenas recomendaciones para cenar y tapear. (Ni en las pensiones completas dan duros a cuatro pesetas)

La Taberna "El Anfora" encabeza la lista de sitios a disfrutar. 


Nos recomiendan varios platos, pero sobre todo nos dicen que nos podemos dejar aconsejar. No a bien el dueño es marinero, y aun es de los que salen a pescar.

De todos modos su cartel anunciador nos suscita confianza, porque al menos queda claro que saben que cuando la gente va a comer pescado, quiere eso, pescado y no pescado camuflado en salsa.




Diferentes, sabrosas y muy crujientes las croquetas de tiburón nos sirven para picotear y abrir boca.


Y también para afianzar nuestra confianza mientras se va cocinando el que segun nuestros guías es el plato que no debemos dejar de comer. Así que tambien nos pedimos unas gambas. Al nivel. 


Finalmente la estrella: el pulpo guisado, o en caldereta. Con alioli.Un alioli que merece ser comentado aparte, porque es en realidad alioli "en pomada ", de sabor intenso y textura cremosa.




Licores varios, y rosquillas de panadería Montse, que bien merece también una visita.

Esto es comer, y la oferta es dejar que te echen de comer...aunque sea de regalo.

martes, 9 de septiembre de 2014

A LA PARRILLA III: MURO DE AGUAS (LA RIOJA)




 Un corto recorrido por una vacía y sinuosa carretera nos permite el acceso a Muro de Aguas; un pequeño pueblo que se refugia del mundo a los pies de la Peña Isasa, y que como tantos otros lucha en condiciones de desigualdad por su supervivencia.

Mostrando que no sólo las oportunidades laborales salvarán al mundo rural de su condena, puesto que hay aqui tres empresas y varios obreros, pero que viven fuera. 

A la llegada a Muro nos dan la bienvenida el lavadero y la fuente, que con  sus diciseis caños y un caudal de unos 15 litros/segundo, parece  rozar lo sobrenatural en este entorno tan árido. 

 En el pueblo huele a picadillo y a ajo, un producto este último que se pela a escala industrial en el pueblo, y además huele a parrilla. 

A una de las tantas que se prenden en sus calles y a la comunitaria, de la que por un modico precio puede disfrutarse en la terraza del bar.  


Venimos a Muro invitados a degustar en una de esas parrillas, la de la máxima autoridad municipal, un surtido excepcional de manjares asados, al horno, y a la parrilla.

De primero, "Champiñones al ajillo", producto estrella de estas tierras. Aderezados con receta secreta, de esas que sólo de trasladan de generación en generación. Insuperables. 



Langostinos de ultramar y ensaladas de la huerta.


Y finalmente el plato estrella: corderito de leche, de oveja chamarita. 
Del mismo Muro de Aguas y seleccionado a ojo por experto pastor.



Desde luego tenemos un trabajo de excepción.
Pero que quede claro que esto no sólo es cosa de unos pocos, que a Muro se puede ir y repetir, mas o menos nuestra experiencia, que hay también espacio para el turismo rural 
Y merece la pena.