sábado, 17 de septiembre de 2011

DE PINCHOS POR SAN SEBASTIÁN

Hemos estado de pinchos en San Sebastián, desoyendo a muchos que en nuestro entorno nos lo han desaconsejado e incluso nos han llegado a "tomar por tontos", sugiriendonos cambiar esta opción por la de comer sentados a una mesa, que eso si les parecía adecuado por calidad y por precio. Y alentados sin embargo, por algunos adoradores de los pinchos donostiarras, que enfervorizados nos hablaban de sus virtudes generales pero no se atrevían a recomendarnos ninguno en concreto, pusimos rumbo a la parte vieja previo paso por una oficina de turismo habilitada a las puertas del Ayuntamiento. Alli nos dieron una "guia gastronomica", plano incluido con una serie de recomendaciones para tomar pinchos y también para comer sentados.
El primero en la lista de la guía es un bar que está tan de moda que hasta sale en algún programa "callejero" de la tele nacional: A Fuego Negro. El resumen rápido de esta visita fue que llegué allí y "ENTRÉ, VÍ y SALÍ" al más puro estilo romano y tras haber visto en la carta de precios situada sobre la barra, a pesar de lo oscuro del lugar, cuánto cobraban por un tinto Rioja "Cantos de Valpiedra".
Un poco más adelante encontramos dos, que también venían en la guía, y nos decidimos a entrar.
En primer lugra entramos al "Txuleta" que estaba marcado más como restaurante que como bar de pinchos. Nos tomamos una viera gratinada y un solomillo al vino, tinto y caña. La viera sin más, el solomillo bueno. El local, como barra de pinchos, regular. No es el típico local con la barra a rebosar de opciones y resulta algo frio.
Y así con ganas de mejorar lo presente nos dirigimos a "Casa Gandarias". Este sí es más acogedor, con una barra repleta de pichos frios muy variados y opciones de pincho caliente. El local repleto y a pesar de todo los camareros muy activos y con buena cara. Tomamos varios, entre ellos un crep de bacalao que en presentación puntuaba alto. Estaba bueno, pero tampoco era para tirar cohetes teniendo en cuenta los precios, claro. Otro de los pinchos con más demanda en barra era un pincho de champiñones, para mi decepcionantes al gusto, a pesar de que robaban la vista nada más verlos. Desde luego que en esto de los gustos todo es relativo, y mi referencia en pinchos de champiñón es el champi del Soriano, en la calle Laurel de Logroño.
Fuimos a otro bar en la calle Puerto, de cuyo nombre no consigo acordarme, de los de barra repleta también, y allí tomamos unos pinchitos clásicos de pulpo y atun encebollado.
Un poco decepcionados por la expectativa hecha sobre los famosos pinchos de San Sebastián, deambulamos un poco más por las callejuelas sin saber si decidirnos a volver a las recomendaciones de la guía o tal vez arriesgar por un local fuera de guía. Hicimos esto último y acertamos.
Entramos en la "Gastroteka Atari", situada en la esquina en la que confluyen la Calle Mayor y la Calle 31 de Agosto. Con una decoración en estilo moderno, pero en la que se acumulan algunos detalles simbólicos, y en un espacio muy luminoso, tomamos un Pincho de carrillera, uno de Rabo de toro y otro de Basacherri, con sus respectivos acompañamientos en forma de patata cocida, puré de patata con trocitos de jamón o panceta y salsa de piquillos entre otros. La carrillera excepcional, en su punto de guiso y después planchada, y el taco de Basacherri, que amablemente nos explicaron que era un cerdo criado en caserio, buenísmo. Todo acompañado de un chacolí escanciado de Guetaria, recomendacion del camarero. La buena calidad de los platos y el servicio de los camareros salvaron afortunadamente nuestra experiencia gastronómica de la jornada.

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