miércoles, 23 de enero de 2013

HOSPEDERIA DE RODA DE ISABENA HUESCA

Alejado de las rutas de paso habitual, y situado a desmano de todo en realidad, Roda de Isábena es un pueblo precioso, dispuesto en lo alto de un promontorio desde el que se domina la cuenca del río Isabena.

Es un municipio pequeño, con casas y calles de piedra, en el que duermen a diario no mas de cuarenta habitantes y que parece un decorado de cine al que le hayan añadido, como un desproposito, una imponente catedral románica.

 Alojarnos en la Hospedería nos da opción a cenar en su restaurante, que ocupa el refectorio del claustro de la catedral. 

El restaurante aparece en nuestra guia de cabecera, la Repsol. La verdad es que el sitio es merecedor de aparecer en ella simplemente por la oportunidad de comer en un espacio tan impresionante como este.

A la solemnidad propia del sitio hay que sumarle la musica ambiente, en la linea de las cantigas de Santa María, y como se diría ahora "bien maridada" con el espacio.


Facilmente puede uno imaginarse comiendo cordero con las manos, perdón, aquí ternasco,  a los obispos que se reunian en esta sala, y de cuya embergadura puede hacerse uno a la idea al visitar el interior de la catedral.


Vino de la tierra, Somontano. Esta vez Viñas del Vero rosado. Decisión un tanto desacertada por lo excesiva que resulta a nuestro paladar la alta graduación de un vino que asociamos con algo más ligero y fresco.

Omnipresentes en aragón las aceitunas como entrante, cosa que agradezco.

Tienen menú, pero elegimos la carta.
 


Raciones opulentas, con ingredientes sencillos pero bien preparados. Un servicio agradable.
La ensalada con queso de cabra y frutos secos muy correcta. La sepia con su presentación incluida, de nota.


Entrecot de ternera de Casa Manolet, de pirenaicas del valle de Benasque, que nos sirve de reclamo. Una carne de textura y sabores muy suaves. Aunque la ración, tostada a la parrilla, resulta excesiva de nuevo. (No es una queja, no se vayan a pensar)

Esta ternera puede adquirirse en venta directa por canales o medias canales a nueve euros kilo, despiezada y envasada, tal y como puede verse en su web.

De postre natillas, riquisimas (las recomiendan en la guia) y tarta de queso casera, buena pero sin más. Todo por 50 euros. El menú no llegaba a 20 por persona.
Un rincón agradable en el que perderse, intuyo que mejor fuera de temporada, e ideal para meditar, relajarse, saborear el entorno proximo y deleitarse con una buena comida.

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