jueves, 23 de abril de 2015

EL FUELLE (ZARAGOZA): EL DE LAS MERIENDAS DEL PRINCIPE

El casco antiguo de Zaragoza es mucho más que la Plaza del Pilar y el conjunto de calles que conectan Don Jaime y la calle Alfonso.

Rodear la Seo, contemplar su fachada mudejar y el arco del Dean, y perderse por sus calles solitarias, después de haberse uno extasiado con las dimensiones de la propia Plaza y sus monumentos, puede resultar gratificante para el paseante. Sorprendente, incluso.

En estas "traseras" hay monumentos mudejares como el convento de las Canonesas o la iglesia de la Magdalena, incluso un sorprendente teatro romano y unas termas. Unos grandes e interesantes desconocidos de los turistas de la ciudad.

Es en esta cara B de Zaragoza donde se esconde El Fuelle. Sin duda uno de los referentes del "Aragonesismo" en la capital del Ebro.

Personalmente considero que es hacer, como ahora se dice, " turismo experiencial", el acercarse hasta este rincón de la ciudad a tomar unas tapas en su barra o a degustar su contundente comida típica aragonesa.

Desde luego es desde esa óptica desde la que considero más adecuada la aproximación. La de vivir y conocer el sentimiento aragonés, y el orgullo por lo propio que se tiene en estas tierras, y que tan bien transmitía Labordeta.

Uno no come en un comedor presidido por la Virgen del Pilar todos los días. Ni en el mismo lugar en el que merendó un Príncipe, el actual Rey, cuando estaba en la Academia.

Aun con todo mi cariño a esta ciudad que es mucho, no puedo decir que sea una enamorada de su gastronomía tradicional, que tan bien refleja la dureza del terreno que la rodea. El ternasco, que en Ell Fuelle se puede degustar por los 2,50€ que cuesta el menu, es para mi un producto demasiado duro, yo que soy de chamaritas considero las royas bilbilitanas menos finas que las nuestras.

Así que no es este lugar para finos paladares, ni para amantes de estilismos italianos y estéticas minimalistas. Si uno se acerca aquí con la intención de satisfacer estos gustos, habrá fallado rotundamente en su elección. Luego tal vez sienta la necesidad de expresar su desagrado en algunos foros sociales, dejando negativas opiniones.

La comida tradicional de Aragón, no es fina. Ni falta que hace. Falta hace en mi opinion, mantener un mosaico de locales variados, y resistir a la homogeneización del espacio gastronomico universal.
Como digo, por 12,50€, probar producto local incluyendo un Cariñena, y el vivir el folclorismo regional merece la pena. 


EL FUELLE
Calle Mayor 59
Zaragoza

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