domingo, 22 de marzo de 2015

RESTAURANTE CACHETERO: MENÚ ESPECIAL TRUFA (LOGROÑO)



Críptico.
 Dice se de todo aquello que no es comprensible para la mayoría,
porque esta hecho solo para ser entendido por unos pocos.

Viendo esta imagen podría uno imaginar que su protagonista es, sin duda, un iniciado en el arte adivinatorio, y que a través de su bola de cristal está viendo mucho más de lo que podemos ver el resto de los mortales. Yo veo una enorme reina del hipogeo, una "melanosporum" de enormes dimensiones. Me imagino que emana un intenso perfume, que densifica la atmósfera que le rodea. Y que embriaga a los que la contemplan. Pero por su expresión, creo que él ve algo más. Seguramente la ve transformada, añadida a sus platos, y  que incluso los puede paladear.Y esa mirada pícara, traviesa, provocadora con la que mira al objetivo me hace pensar además en que puede ver quién es un comensal en potencia. Creo que me está mirando directamente y que sabe que no podré resistirme a reservar una mesa. Y es así en realidad. A mi me ha convencido.

Desde luego que no sólo ha sido esa mirada retadora la que justifica mi decisión, el observador es uno de los cocineros mas conocidos en La Rioja, y uno de mis favoritos: José Luis Vicente Gómez, Txebico. Un personaje que ejemplifica el refrán de "Las apariencias engañan", porque ahí donde le ven con esa pose e indumentaria desenfadadas, quizás un poco estrafalarias también, es el responsable de uno de los pocos locales centenarios de este país. De una institución Logroñesa llamada Cachetero, donde lo que se sirve es comida típica riojana, plato de cuchara y asado, y no esas modernidades de cuarta y quinta gama.

Un local clásico donde los haya, con rotulo pintado al estilo art nouveau e interior cálido, vivido y por supuesto disfrutado, por numerosos comensales a lo largo de su historia. De cuyo paso por aquí, algunos, los más ilustres y conocidos, han dejado constancia en sus paredes.

Este es al menos el segundo año, que Txebico se lanza a ofertar un menú temático, que gira entorno a la trufa. Y en particular a la trufa local. La que de forma natural y cultivada se encuentra en la Reserva de la Biosfera riojana. Él, que es un enamorado de hongos y setas, y del producto local, no podía menos que intentarlo.

Debo comenzar felicitándole, porque en esta segunda edición se ha superado. Ha arriesgado con un menú en el que todos los platos, incluido el postre, estaban trufados. Pero dejando la posibilidad de que el último plato fuera de elección libre, por esto de no agobiar a los profanos en la materia, dudosos seguramente de su resistencia ante un menú monotemático, de nada menos que un hongo raro.

Un menú que nada tiene que envidiar al ofertado por algunos cocineros señalados como los mejores elaboradores de platos de trufa, y a un precio mucho más humano.

Como entrante un vasito de espuma de foie con mango salteado en mantequilla trufada y cubierto de gelatina de Pedro Ximénez, o algo así. Muy bueno. Realmente bueno, y un ligero olor a trufa.

Garbanzos con foie y trufa. Una crema suave, ligera, sabrosa, muy acertada, en la que se nota un poco más la trufa que en el entrante. Aquí además viene laminada y con aceite trufado.

 
Elogiado segundo plato: Ravioli de calabacín relleno de queso camerano trufado. De sabor y textura excepcionales y aumentada ya la presencia de los olores y sabores del hongo. El adorno del plato, los brotes de remolacha, no fueron por su intensidad de mi agrado. Y eso que los sé complemento de otros grandes menús trufados.
 

Que decir del tercero de la tarde. Cremoso de arroz con setas y trufa. De base suave, pero sabor inigualable. Muy logrado el equilibrio en el plato, y además nada pesado.

 
A estas alturas, y a pesar de que aun falta por salir la estrella del menú, el huevo trufado con marzuelos y patatas panadera, uno podría darse ya por satisfecho.
 
En Cachetero siempre sale uno comido. Habitualmente de más.
 
Un diez para este plato, en el que explotan el sabor y el aroma a trufa. Desde luego podríamos clasificar a este huevo escalfado como "food porn", por no decirlo en castellano, porque al romper su yema y dejar que resbale lentamente sobre el resto de ingredientes del plato, uno encuentra placer para su vista y para su olfato. Un olfato extasiado ya por el perfume del hongo.



Como colofón, milhojas de crema pastelera y merengue trufado, en esta ocasión levemente, para ir relajando los sentidos, pero acompañado de un helado trufado increíblemente logrado. Muy muy recomendable este helado.

 
Que mas se puede contar. La verdad es que poco. Nos vamos mas que satisfechos.Y esperando el próximo menú trufado, de trufa negra de invierno, claro. Una trufa que por cierto hemos podido ver en directo. Aquí no hay trampa ni cartón, ni trufa enlatada ni de esas importadas.
 
Restaurante Cachetero
Calle del Laurel, 3.
Logroño
Telefono: 941228463

No hay comentarios:

Publicar un comentario