Siempre me ha resultado complicado hacer recomendaciones de restaurantes en Zaragoza y mira que he pasado años allí. La verdad es que para los que van a lo típico, que es ver el Pilar pues lo mejor que se me ocurre es que coman por alli, no sé unos pinchos en la Plaza Santa Marta y su entorno y una visita al restaurante el Fuelle, que con su toque folk te hace sentir que estás en Aragón: Migas con uvas, ternasco y setas con jamón. Para los amantes de los pinchos finos y costosos pues lo mejor es dejarse caer por la taberna los Victorinos, en una boca calle de la Plaza: El local luce una agradable estética taurina, con fotos antiguas, carteles de corridas y cabezas de toro. Es un local pequeño pero con una barra de pinchos inmejorable, y así lo acreditan algunas reconocimientos de los que dispone.
Pero para los que se puedan permitir elegir donde comer, callejear y alejarse de los puntos señalados del turismo, el Restaurante La Encantaría, en la calle Sevilla, es un acierto.
De primeras el sitio impone, y no por su estética minimalista tan ajena, sino porque te da la impresión de que te va a salir la comida por un pico: En la carta no incluye precios y los que incluye te dejan temblando...tanto como su estética un tanto heavy, el cocinero que parece un motero de Harley y las curiosas recomendaciones que se incluyen en la carta y en algunas paredes de, por ejemplo, abstenerse un poco de fumar porros. Claro, que hay que decir que estamos en la zona del "Rollo".
Las raciones son muy abundantes y los platos buenos y servidos en un rollo nueva cocina que sorprende, flores sobre la mesa incluidas. Entre sus clásicos no hay que perderse las "patatas embrujadas", aunque tampoco los "calamares gigantes de las profundidades del mar" si bien cualquiera de los platos que incluyen en su carta sirven para acertar. El servicio agradable y el ambiente, con musica heavy y rock de fondo, también.
El precio no tiene nada que ver con el susto inicial, y de hecho lo hace muy recomendable.
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