Las guías sobre turismo en Irlanda no incluyen la comida nacional como uno de los elementos a destacar del país. La mia en particular se centra en describir los guisos de carne, la desmesurada presencia de patata en la dieta, la importante presencia de fritos y lo poco que valoran el pescado los Irlandeses. Sólo le hace aprecio al pan de soda.
Lo bueno partir con una expectativa tan poco halagüeña con respecto a la comida, es que es facil ilusionarse si al final uno no se encuentra con un nivel tan pobre en la cocina. Y creo que eso es precisamente lo que nos pasó, quizás porque arriesgamos más bien poco en la elección de restaurantes que hemos visitado durante este mes.
El KEANES se autodefine como bar-restaurante, aunque hace las veces de Pub en la calle principal de la localidad de Oranmore, un pequeño pueblo situado en la bahia de Galway.
Es un local típico irlandes, en el que uno avanza a través de una sucesión más o menos ordenada, y siempre elevada, de espacios o habitaciones que configuran el local. Practicamente uno puede cenar en cualquiera de estos espacios si encuentra sitio.
La carta que ofrece es variada y además cada día se incluyen fuera de carta varios platos, y también existe la posibilidad de tomar un menú. Hay platos locales, de carne y pescado, y varios que podríamos clasificar como internacionales y que tienen verdadero exito entre el público, como las fajitas. Este público que podríamos pensar adicto a la cerveza Guinnes, también es adepto a otras cervezas nacionales como la Smithwick's o la Kilkenny, y por supuesto a la sidra Bulmers.
Como aperitivo en este local, en el que cenamos dos veces, tomamos un plato "Duck Spring roll": un rollito de primavera a base de pato crujiente, rociado con una suave salsa de ciruela. La presentación de los platos es bastante correcta, y el servicio también aunque no hay que esperarse manteles en las mesas.
Aprovechando la oportunidad también probamos la carne de vacuno, servida como chuleta a la brasa (Sirloin Steak 10 oz), el famoso salmón de la bahia (Salmon steak) y un pollo relleno de digamos que una masa de patata y mantequilla con setas y salsa de romero (Chicken Supreme Duxelle).
Todos los platos se presentan junto con sus correspondientes patatas fritas o asadas, verduras cocidas o rebozadas, aros de cebolla, salsas y mantequillas en cuencos aparte.
La chuleta, a la que no he querido referirme commo de ternera, era de carne irlandesa, probablemente de algun ternero de la raza Aberdeen angus o quizás de la Polled Hereford, esos terneros sin cuernos que se pueden contemplar abundantemente en los prados irlandeses, y estaba muy buena.
El plato de pollo es también una curiosidad que puede probarse por lo original de su sabor, aunque realmente es una bomba calórica y resulta una temeridad comerse todo el relleno.
El salmón estaba bueno, pero estos irlandeses tienen tendencia a enmascarar los sabores y realmente con tanto acompañamiento no se podía degustar el pescado en todo su esplendor.
Como postre quiero destacar, por lo diferente, el "Rhubarb Crumble", o pastel de ruibarbo.
Una hortaliza muy apreciada en el norte de europa de curioso sabor, un tanto acido, y de aspecto parecido a un apio. La mezcla de la tarteleta de bizcocho de mantequilla, con una compota de esta hortaliza y acompañado de helado de vanilla es como poco dierente, aunque hay quien puede encontrarlo algo desagradable.
Para quienes se alojen en la localidad el restaurante es recomendable, y no es caro. La pinta de cerveza por unos 3,70€, podeis ver los precios en la carta de su web, pero una cena completa para dos, a la carta, puede rondar los 50€ sin privarse de nada.
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